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AurumRed, el vino más caro del mundo

En su versión “ordinaria”, el AurumRed tiene un valor que oscila entre los 17.000 y los 25.000 euros. Pero esta edición limitada, que se pondrá en venta a partir del Día de Reyes, contará con un precio 10 veces superior.

(Claudia Gonzalez)

¿Cuánto estaría dispuesto a pagar por un vino? Por uno bueno, digamos. ¿10 euros, 15 dólares? ¿Miles de pesos chilenos y argentinos? ¿30 libras? ¿Cuánto? ¿Pagaría acaso unos… 340 mil euros? Pues ese es el valor al que saldrá al mercado una edición única de AurumRed, un vino español elaborado en Las Pedroñeras, España.

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«Doce de los mejores artistas contemporáneos del mundo están trabajando para mí, queremos fusionar vino y arte. La primera de las piezas ya está terminada y es obra de un artista español que será el próximo Miguel Ángel», dice Hilario García, el viticultor a cargo del lujoso producto, en referencia a Alberto Rodríguez Serrano, uno de los más renombrados del país.

La botella, en su edición oro, es nada menos que una vasija que contendrá 16 litros del preciado tempranillo. «Esta botella es la primera de las piezas terminadas, pero habrá más. El vino cabrá en todo tipo de manifestaciones artísticas», agrega García en declaraciones a ABC.

En su versión «ordinaria», el AurumRed tiene un valor que oscila entre los 17.000 y los 25.000 euros. Pero esta edición limitada, que se pondrá en venta a partir del Día de Reyes, contará con un precio 10 veces superior. «Hay gente dispuesta a pagarlo porque les aporta sensaciones que no encuentran en ningún otro producto del mundo», dice el viticultor español.

García describe a su carísimo tempranillo como un vino más alcohólico, maduro y ancho y menos largo que otros en el mercado. Y eso, dice, lo hace único. Los aromas que emanan de las copas son de frutas pequeñas, los cassis y el cacao. Los sentidos como puerta de entrada a la imaginación.

Contrario a lo que dicta la ortodoxia, el empresario vitivinícola experimentó diferente al resto. «Me di cuenta de que las botellas tenían mejor sabor cuando reposaban en vertical en vez de en horizontal, su posición habitual. Llegué entonces a la conclusión de que el secreto estaba en la forma de la botella, que generaba energías piramidales cuando estaba de pie y resulta que eso favorecía el sabor del vino», explicó.

También habla del lado místico de la producción: «Cultivar en diferentes lunas, hablarle a las uvas, no dejar entrar a nadie en contacto con el producto… son más de cien factores que después hacen hablar al vino». ¿Habrá que probar su vino para creerle? Si se es un jeque árabe o un multimillonario asiático, sí. Si no… quizá solo confiar en su palabra.

Infobae 

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