Estilo de Vida

Consumo excesivo de alcohol está arraigado a la cultura ecuatoriana

Hace pocas semanas 25 personas fallecieron por consumo de alcohol metílico. Ecuador ha emprendido un Plan Nacional para la prevención del consumo de drogas (incluyendo el alcohol) con la intención de reducir las muertes por esta causa.

El alcoholismo es uno de los principales problemas sociales y de salud pública del Ecuador. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el país se ubica en noveno lugar con mayor consumo de bebidas alcohólicas, pues se ingiere 7,2 litros de alcohol por habitante al año.

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Un problema que según Esteban Braganza, graduado de Economía la Universidad de Las Américas (UDLA), se debe principalmente a la cultura de los ecuatorianos y a los niveles socioeconómicos de nuestra sociedad.

En su investigación “Determinantes Sociales y Económicos del Consumo de Alcohol en Ecuador”, con la que logró el tercer lugar, en el área de Salud y Bienestar, del Concurso “Galardones Nacionales 2017” organizado por la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senesyct), Braganza muestra que las personas sin empleo, con menos escolaridad y con mayores índices de pobreza es la más propensa al consumo excesivo de alcohol.

Para este estudio se basó en los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida 2013-2014, realizada por el Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC), además de datos otorgados por el Ministerio de Salud. Entre ellos que, desde 2003 al 2013, el abuso de esta sustancia produjo la muerte de 6.042 personas, es decir, un promedio de 604 por año. A esto se suma el dato que afirma que 3,11% de todas las muertes registradas en 2014 están relacionadas al consumo excesivo del alcohol.

En el Ecuador es muy común que la gente beba en todas las fiestas populares. Un ejemplo es la celebración tradicional conocida como Mamá Negra, que se realiza cada año en la ciudad serrana de Latacunga, en homenaje a la Virgen de Las Mercedes y por la Independencia de esta localidad. Durante todo el desfile, que dura más de 5 horas, quienes acompañan a los personajes principales ofrecen licor a los visitantes.

Esto ocurre en cualquiera de las fiestas y celebraciones del Ecuador, que siempre van acompañadas de bebidas alcohólicas. Generalmente las fiestas de independencia, las conmemoraciones religiosas, y celebraciones populares como Carnaval.

El problema también radica en el consumo de alcohol sin registro. Según la OMS, Con el 42% de consumo, es el país que más se provee de alcohol no registrado.

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Para Wagner Villacís, docente universitario de Psicología, el consumo de alcohol es la respuesta a un patrón cultural que venimos reproduciendo desde hace cientos de años. “Nuestros pueblos originarios recurrían a las bebidas alcohólicas como una forma de ritual, más adelante con la Conquista el consumo de alcohol se convirtió en una estrategia para enfrentar los problemas, como se mezclaron las culturas empezaron también a mezclarse las formas de celebración con la bebida”, aseguró a Andes.

El dilema según el experto es que el consumo está completamente arraigado a la cultura de los ecuatorianos. El alcohol  se usa como festejo, celebración e incluso es la primera forma de recreación de los jóvenes, es por ello que el consumo empieza cada vez más pronto. También se usa para enfrentar situaciones tristes y problemas, es decir, es un mediador social que canaliza las conductas sociales de las personas.

“Se ha convertido en un eje alrededor del cual se desarrollan las conductas de las personas, en las familias y en la sociedad también, con los grupos de amigos, en el trabajo, etcétera”, afirmó Villacís.

Pero, ¿cómo saber que el consumo se convirtió en una adicción? Según el experto, la enfermedad se da cuando esta práctica sustituye otras, es decir, cuando los consumidores solo pueden divertirse o celebrar si consumen alcohol, o solo se concentran y pueden realizar sus actividades cuando beben. Ahí empieza un nivel de dependencia, donde el alcohol se convierte en un instrumento para alcanzar un objetivo específico.

Explicó que existen varios síntomas que los familiares pueden detectar para reconocer a un alcohólico: la frecuencia, cuando las personas consumen alcohol cada vez que tienen oportunidad ya sea dos o tres veces por semana; la cantidad, cuando las personas ya consumen demasiado alcohol en cada oportunidad; también si las personas no pueden dejar de beber una vez que empiezan hasta que están completamente ebrios.

El experto hace énfasis en la prevención para superar el problema del alcohol. «Cuando los padres miran que los hijos comienzan el consumo de alcohol y buscan ayuda de un especialista, pueden enfrentar el problema de manera temprana», sostuvo.

Además, indicó que las familias deben enfrentar el problema en conjunto, porque afecta a todos y todos tienen algún grado de corresponsabilidad.

La investigación de Braganza determinó que las personas que se encuentran en situación de pobreza tienen 1,12%  más de probabilidad de ser consumidores excesivos de alcohol, que aquellos que tienen mayores recursos económicos.

Otro de los factores analizados fue la formación académica. Las personas que pasan de la educación primaria a la secundaria tienen 0,7% menos probabilidad de consumir, mientras que este porcentaje disminuye al 0,33% cuando pasan de la educación secundaria a la superior.

El empleo es otra variable estudiada. SI la persona tiene empleo es 1,32% menos probable que se vuelva un consumidor de alcohol. Pero, además, el estado civil influye, pues una persona soltera o divorciada  tiene más propensión a generar hábitos de consumo.  Las personas divorciadas tienen una probabilidad 1,45% más alta de ser consumidores excesivos, mientras que las solteras tienen una probabilidad 1,39% mayor.

La motivación de Braganza para orientar su investigación es contar con estadísticas a partir de las cuales se desarrollen las políticas públicas.  «Las políticas que se reducen a la desigualdad, que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos no solo influyen en su poder adquisitivo sino que indirectamente está influyendo en problemas sociales como el consumo de alcohol los niveles de estrés”, agregó.

En los últimos años, se han aplicado acciones gubernamentales principalmente dirigidas a los jóvenes, con campañas que buscan, al menos, retrasar el consumo de bebidas alcohólicas, pero también se han adoptado otras medidas como límites en los horarios de expendio, además de las regularizar a los productores de alcohol artesanal.

Y es que el consumo de alcohol, es además causante de otros problemas sociales como la violencia intrafamiliar e incluso la muerte. También es una de las principales causas de los accidentes de tránsito.

De acuerdo a los reportes del ECU-911, al menos la mitad de llamadas de emergencias tienen que ver con la denuncia de libadores en espacios públicos, riñas callejeras y familiares, principalmente, causadas por el consumo de alcohol.  Entre marzo y junio de este año el 49% de reportaron este tipo de emergencias.

Mientras, datos de la Agencia Nacional de Tránsito muestran el consumo de alcohol es la octava causa de muerte en los accidentes en carreteras; en el primer semestre de este año se perdieron 56 vidas por conducir en estado etílico.

Frente a ello, el gobierno del Ecuador está impulsando el Acuerdo Nacional para la prevención del consumo de drogas (entre ellas el alcohol), para esto la Secretaría Técnica de Drogas, en conjunto con los ministerios de Salud y Seguridad.  En materia de prevención, se habilitó la línea 1800 DECIDE para brindar a los consumidores y sus familias asistencia para tratar esta problemática.

Fuente: Andes

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