Aunque su perro esté viejo, no significa que eso sea malo. Por el contrario, más bien quiere decir que, gracias a sus cuidados, su peludo ha vivido plenamente el curso de su vida y –como es natural e inevitable– ha llegado a su etapa anciana, necesitando que sus atenciones, juegos y paseos varíen para garantizarle un mejor estado corporal.
Entonces, para lograrlo, lo primero que hay que entender es que la vejez no es un sinónimo de enfermedad. Los perros ancianos, al igual que cualquier otro congénere más joven, pueden estar perfectamente sanos, solo que tanto física como mentalmente presentarán desgastes que los limitara en su habitual desenvolvimiento. Por ende, cometería un gran error al considerar que, por viejo, hay que “dejarlo tranquilo” sin ofrecerle motivaciones o incentivarlo a hacer ejercicio.
Es por esto que explicaremos la importancia que su mascota se mantenga activa en sus años dorados y cómo el ejercicio ayuda a que se retrasen los signos propios del envejecimiento.
Conocer los cambios le ayudará a sobrellevarlos
Antes de establecer una nueva rutina, es relevante que sepa cuáles son las modificaciones corporales más comunes que padecen los canes en su etapa geriátrica. Así, no solo sabrá cómo será la mejor forma de ejercitarlo, sino también le ayudará a identificar cuál está afectándole más a su perro y hasta qué punto es tolerable para él:
*Aparición de callos: entre los signos más visibles del envejecimiento en los canes, además de la aparición de canas en su hocico o patas, está la formación de callosidades debido al roce en las zonas de los codos, pecho y muslos principalmente.
*Pérdida de masa muscular: otro signo habitual es la disminución considerable de la masa muscular, lo que provoca que sus movimientos sean menos ágiles que cuando jóvenes y, por ende, más lentos.
*Tendencia a padecer enfermedades: ante el hecho que la capacidad de la regeneración de los tejidos disminuye con la edad, notará que incluso las heridas más leves que aparezcan en su mascota, tardarán más tiempo del común en sanar; así mismo, como sus organismos se encuentran más débiles, son más propensos a las infecciones y aumentan las posibilidades de padecer enfermedades como el cáncer.
*Dolor en los huesos: la asimilación de minerales como el calcio entorpece al llegar a la edad avanzada, por esto es normal que los perros geriátricos tiendan a presentar dolor en sus articulaciones, problemas como la osteoporosis y hasta mayores posibilidades de sufrir fracturas, más si tienen sobrepeso. Mientras que los perros con artritis tienden a bajar de peso, puesto que el dolor de las articulaciones provoca que el can evite moverse, hasta para comer.
*Aparición de problemas cardíacos: al igual que en las personas, con el pasar de los años los vasos sanguíneos presentan un engrosamiento de sus paredes, provocando que el corazón deba trabajar más fuerte porque se dificulta la circulación de la sangre; razón por la que a esta edad sean más susceptibles a insuficiencias cardíacas.
*Debilidad de los sentidos: es común que los canes sénior empiecen a tener dificultades con sus sentidos como sordera, por la calcificación de los huesos del oído interno; pérdida de visión por enfermedades como la cataratas o glaucoma; o hasta la pérdida del gusto, haciendo que pierdan el apetito. Asimismo, su organismo pierde las facultades para regular su temperatura, por lo que hay que evitar que estén expuestos prolongadamente a climas extenuantes.
*Subida de peso: al entrar a esta etapa, la capacidad digestiva del perro se reduce, aumentando el acumulo de grasa en el cuerpo y, por consecuente, su peso corporal. Lo que puede empeorar si se descuida la cantidad de ejercicio que debe hacer diariamente. Es importante vigilar muy bien este aspecto, ya que la obesidad en las mascotas mayores es un factor muy determinante en la disminución de la expectativa de vida.
Pero, si está más débil, ¿por qué es bueno ejercitarlos?
Todos los perros, no importa qué edad tengan, necesitan hacer ejercicio diario para mantenerse sanos, ya que esto les ayuda a mantener tonificada su musculatura, evitar la obesidad, sentir más energía y menos estrés e incluso, favorecer la motilidad intestinal.
Eso sí, la diferencia es que deben evitarse los movimientos de alto impacto, como saltos bruscos y paseos demandantes, porque podría provocar un aceleramiento del desgaste de sus articulaciones así como lesiones en la columna, cadera, rodilla y codos.
De allí que el paso a seguir sea adaptar sus rutinas de ejercicio para que se mantenga activo, sin comprometer su estado físico.
Ahora bien, ¿cómo puedo adaptarla?
Si tiene dudas de cómo hacerlo, éstas seis actividades le ayudarán a ejercitarlo:
- Que no se acaben los paseos: Al igual que los más jóvenes, los perros sénior necesitan salir, socializar y distraerse. Algo que muy bien pueden hacer si le ofrece paseos diarios. Sin embargo, como los paseos prolongados podrían generarle mucho agotamiento a su mascota, en esta nueva etapa debe optar por hacerlos más cortos, aunque más veces al día. Es decir, dos o tres salidas que no sobrepasen los 30 minutos cada una. También debe considerar que el contexto ambiental es muy influyente. Si lo saca a pasear bajo un sol muy intenso, podría padecer de calor excesivo; e igualmente, si el clima está muy frío podría provocarle hipotermia. Además, debes estar más atento al desenvolvimiento de su perro, recuerde que sus sentidos podrían no estar funcionando óptimamente y, para evitar que suceda una tragedia, lo más recomendable es que siempre lo lleve con correa, sin jalarlo o hacer movimientos bruscos. Puede que a veces no quiera caminar, así que tenga paciencia y siempre lleve con usted un par de golosinas para animarlo
- Llévelo al aire libre: ¿le relajan los paseos a grandes parques, montañas o playas? ¡A él también! Aunque no explore tanto como antes, aproveche en sus tiempos libres y llévelo a disfrutar de un buen y relajante paisaje, más si hace un clima adecuado que le permita que el sol lo llene de vitalidad. Puede que no recorran todo el sitio en plan de aventura, pero echarse en la naturaleza no solo le hará bien a su mascota, sino también a usted.
- Juege con él: si tiene un juguete favorito o hay algún tipo de juego que a él siempre le ha gustado, dedíquele unos minutos al día para que se divierta y active. Obviamente, sin abusar de su energía. Por ejemplo, si le gusta perseguir pelotas de tenis o frisbees, debe lanzar en distancias más cortas y alturas más acordes. También, cuando se vaya a quedar solo en casa, siempre déjele un juguete a la mano para que pueda distraerse mientras no esté.
- ¡Al agua!: si su perro disfruta el agua al punto que cuando ve una laguna, río o piscina, no lo piensa dos veces para meterse en ello, seguramente le encantará una invitación a nadar. El nado es un ejercicio muy completo que proporciona muchas ventajas para los canes, como mejorar la condición cardiovascular, aumentar la masa muscular, desarrollar el pecho y quemar grasa acumulada, entre otras. Lo importante es que debe evitar las aguas con mucha corriente, como ciertas playas o ríos, para que su peludo no deba hacer mucha fuerza contracorriente. De manera que es preferible las lagunas o piscinas.
- Motívelo con premios: sentirse útil es algo muy estimulante para su mascota, así que si lo entrenó y se sabe algunos comandos, no dude en ponerlos en práctica y, cuando los cumpla, bríndele un premio.
- Masajes: Sí, ¡masajes! aunque piense que recibir masajes no es una “actividad” como tal, la verdad es que –además de hacerlo sentir muy cómodo, a gusto y querido– esto le ayuda a mejorar su flexibilidad y sistema circulatorio. Para que sea efectivo, el masaje debe consistir en una ligera presión que recorra su cuerpo por toda la columna vertebral, desde la nuca hasta la cola; así como también alrededor de las orejas, en la base de las patas y en la cabeza.