El Centro de Investigación Biomédica (Cenbio) de la UTE presentó una investigación en la que se identifican las especies del vector lutzomyia (mosquito) y correspondientes variedades del parásito que causa la leishmaniasis en Ecuador. Esta publicación contribuirá a comprender la dinámica epidemiológica de esta parasitosis.
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“Esta enfermedad tropical es denominada como ‘olvidada’ ya que hay muy poco interés de estudio especialmente por las compañías farmacéuticas porque no es rentable pero claramente es un problema de salud pública para un alto número de habitantes”, afirmó Manuel Baldeón, Director de Cenbio, que formó parte del equipo de investigadores.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la leishmaniasis cuenta con más de 20 especies diferentes y se transmite a los humanos por la picadura de flebótomos (mosquitos) hembra infectados. La enfermedad se presenta en tres formas principales: visceral, cutánea y mucocutánea.
Como explicó Baldeón, ésta es endémica de zonas tropicales y subtropicales y se la encuentra de manera predominante en países en vía de desarrollo en localidades en la franja urbana.
En América Latina, incluido Ecuador, es común encontrar casos de leishmaniasis cutánea y mucocutánea, que a pesar de no ser mortales como la visceral, causan lesiones ulcerosas en la piel, dejando cicatrizada a la persona de por vida. Como también pueden producir la destrucción parcial o completa de las membranas mucosas de la nariz, la boca y la garganta.
“Hay muy poca información sobre casos registrados en Ecuador ya que existe un sub registro a través de los entes de control”, agregó el investigador.
Por esta razón, junto con Cristina Quiroga, Varsovia Cevallos, Diego Morales, Paúl Cárdenas, Patricio Rojas-Silva, y Patricio Ponce; recogieron un promedio de 11200 especímenes de lutzomyia durante dos años en las provincias de Esmeraldas, Manabí, Guayas, El Oro, Cañar, Pichincha, Morona Santiago, Sucumbíos, y Orellana.
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“El objetivo de esta primera fase es identificar a los vectores y variedades del parásito presentes en Ecuador para conocer la frecuencia de infección, fuentes de alimento, lugares más predominantes, y especies para un futuro control y manejo epidemiológico”, comentó Baldeón.
Además al cultivar en el laboratorio al parásito podrán probar posibles vacunas y tratamientos farmacológicos y alternativos.
Este trabajo contó con el apoyo de investigadores provenientes a la UTE Ecuador, Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (INSPI), Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y Universidad de las Américas (UDLA).