Según un grupo de científicos, las mujeres están programadas para buscar un reemplazo para su pareja cuando esta deja de serle útil.
La gente engaña.
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Un grupo de científicos que se especializan en la investigación de la biología evolutiva postuló hace poco que las mujeres estaban naturalmente programadas para buscar una pareja de reemplazo y abandonar la monogamia a fin de tener más de una pareja sexual.
El estudio reveló que las mujeres son propensas a «cultivar ‘machos de repuesto'», y a cambiar a su pareja cuando deja de ser útil.
En resumen: si una mujer se da cuenta de que el esperma de su pareja no sirve o se enferma y deja de ser la pareja ideal, se larga.
Por mucho tiempo, la idea de que los hombres engañan para que su esperma tenga mayor probabilidad de fecundar un óvulo ha proliferado en la sociedad.
¿Pero las mujeres se alejan por las mismas razones? La página web Vice.Com hizo preguntas a varias chicas y les preguntó directamente por qué fueron infieles.
Sabía que me esperaba una vida sexual inexistente»
Imagina tener una relación de tres años sin sexo. Pues yo la tuve. Al principio no me molestó mucho cuando él dijo que no creía en el sexo antes del matrimonio. Yo también vengo de una familia tradicional, pero creía que iba a poder persuadirlo. Pero estaba equivocada: nada funcionaba.
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Me avergüenza pensar cuántas noches desperdicié pensando en por qué no le atraía y lo baja que fue mi autoestima durante toda la relación. Lo peor fue que también teníamos planeado casarnos poco después de graduarnos. Sentía que no podía dejarlo porque ya había invertido mucho en nuestra relación (nuestros padres ya se conocían y ya habíamos empezado a organizar la boda).
Me sentía atrapada y sabía que me esperaba una vida sexual inexistente. Por eso, cuando un tipo me echó los perros una noche que salí a beber con unos amigos, aproveché la oportunidad y dormí con él. No fue lo mejor, pero sentirse deseada es increíble. Ni siquiera me importó que él fuera virgen, aunque no lo supe hasta después. No me sentí culpable por mucho tiempo: resulta que mi novio me estaba engañando con una chica de su escuela (bien chingón eso de guardarse para el matrimonio) y yo seguí dándome al ya-no-tan-virgen durante meses para olvidar a mi ex.
— Sara*, 23
Mientras más bajaba de peso, más atención me ponían los hombres»
La mayor parte de mis veinte fui una chica de talla grande. Si salía, los hombres se burlaban de mi apariencia y por eso terminé siendo medio ermitaña. Cuando se puso de moda eso de comer sano, me inspiré muchísimo. Entré al gimnasio y me puse a dieta.
En cuestión de un año, bajé casi 20 kilos y me veía como una persona totalmente diferente. Algunos todavía no me reconocen si paso a su lado en la calle. Al principio quería bajar un poco de peso para estar más sana, pero me di cuenta de que mientras más bajaba de peso, más atención me ponían los hombres. Al principio no me importaba porque ya tenía una relación seria. Conocí a Rodrigo en la universidad, llevábamos dos años juntos y estábamos planeando vivir juntos.
Pero mientras más me coqueteaban, más ejercicio hacía. Y poco después, empecé a corresponder al coqueteo. Me pareció algo inofensivo. De toda formas no iba a dejar a Rodrigo porque él estuvo conmigo a pesar de ser gorda y no quería ser de ese tipo de chicas que botan a sus parejas cuando «se ponen buenas».
Un día fui a una exposición de arte y conocí a un director de arte que era muy insistente. Como era muy lindo (y tenía mucho dinero), terminé dándole mi número. Las primeras dos semanas coqueteamos por mensaje y quedamos en ir a cenar. Cuando Rodrigo se enteró de que nos besamos, terminamos pero regresamos casi de inmediato. La verdad, le perdí un poco el respeto. Sé que si lo vuelvo a hacer, me va a cortar. ¿Aprendí mi lección? En realidad, no. Sigo mensajeándome con el director de arte y vamos a salir la próxima semana.
— Alicia, 24
Casi todo el festival me la pasé odiándolo»
Mi novio pagó mi boleto para un festival porque nunca tengo dinero y me sentí obligada a quedarme con él. Al final, estuve solo un rato con mis amigos porque mi novio me amenazó con no dejarme dormir en su tienda si hacía uno de mis «actos de desaparición». Empecé a dudar de que nuestra relación tuviera futuro, porque, como me compró el boleto, creyó que podía tratarme como quisiera. Pero tampoco quería terminar con él.
Casi todo el festival pasé odiándolo, y cuando regresé a la ciudad, fui directo a mi bar gay favorito y conocí a Xavier, un español muy guapo. Él, menor que yo (21 años), tenía mucha experiencia. Bailamos y fajamos en la pista de baile para el disgusto de todos los presentes. Se molestaron tanto que empezaron a gritarnos «¡Ni que fuera un antro, buga!».
Al día siguiente, apenas podía mover mi cuello y estaba cubierta de chupetones. Lo peor de todo es que hacía mucho calor y no podía usar bufanda. Cuando vi a mi novio, tuve que usar una mascada, pero no funcionó porque sí alcanzó a ver los chupetones y me preguntó quién me los había hecho. Mentí y dije que había sido mi mejor amiga porque estaba «confundida» con su sexualidad. De milagro se lo creyó todo y seguimos juntos. Tengo a Xavier en Instagram y a veces, cuando ando horny, me pongo a sextear con él.
— Caro, 25
Claro que me arrepiento de haber sido infiel, pero muchas cosas positivas se dieron a partir de eso»
Vengo de una familia muy religiosa. Cuando entré a la universidad, estaba confundida con respecto a mi sexualidad y había asimilado mucha homofobia gracias a mis padres, que son demasiado cristianos.
Viví con 12 chicas durante el primera año de universidad y me daba mucho miedo que alguna «me descubriera». Después empecé a salir con un chico para tratar de convencerme de que era heterosexual. Pero nunca imaginé que él fuera homofóbico. Poco después conocí a una chica —irónicamente, en la iglesia— que también estaba tratando de definir su sexualidad. Hubo química y terminamos saliendo.
Claro que me arrepiento de haber sido infiel pero muchas cosas positivas se dieron a partir de eso: por primera vez en mi vida me sentía cómoda conmigo misma y poco después salí del clóset frente a mi familia y mis amigos. Aunque ya no nos vemos, le debo mucho a esa chica.
Los nombres, según la página web, fueron cambiados