Las canas forman parte del paso inevitable del tiempo. Ahora, en cambio, se las vincula a dolencias cardiovasculares. Según un reciente estudio, son indicadoras de mayores posibilidades de contraer enfermedades coronarias.
Una investigación presentada en la Conferencia EuroPrevent 2017 de la Sociedad Europea de Cardiología sugirió que la cantidad de canas en los hombres adultos podría estar relacionada a un riesgo superior de padecer patologías cardíacas a futuro.
Los científicos de la Universidad de El Cairo (Egipto) encontró que el envejecimiento es un factor de riesgo inevitable que lleva asociados signos dermatológicos que podrían alertar de consecuencias más graves.
Los investigadores examinaron a 545 hombres adultos con posibilidades de tener enfermedad coronaria. Los dividieron en varios subgrupos, según la cantidad de cabellos grises. Además, los participantes debieron realizarse un examen mediante tomografía computarizada.
La cantidad de canas fue graduada usando una puntuación para el blanqueamiento del cabello: 1 para el pelo negro, 2 para más pelo negro que blanco, 3 para aquellos con igual cantidad de pelo negro y pelo blanco, 4 para los que tienen más pelo blanco que negro, y 5 para los que son puramente de cabello blanco. El grado de cada paciente fue determinado por dos observadores independientes.
Los datos incluyeron otros factores de riesgo cardiovascular como hipertensión, diabetes, tabaquismo, dislipidemia (alta concentración de lípidos en sangre) e historial familiar de enfermedad arterial.
De acuerdo a los resultados, existe un mayor riesgo a partir del grado 3 de la escala de clasificación, independientemente de la edad cronológica y los los otros factores.
Los pacientes con enfermedad coronaria tenían más pelo canoso y mayor calcificación coronaria que aquellos que no tenían enfermedad coronaria previa.
«Los hallazgos sugieren que, independientemente de la edad cronológica, el envejecimiento de los cabellos indica la edad biológica y podría ser un signo de advertencia de un aumento del riesgo cardiovascular», señaló Irini Samuel, una de las autoras del trabajo.
Fuente: Infobae