Diciembre es una de las fechas más esperadas del año, debido a las festividades de Navidad y Año Nuevo, pero también es un periodo en el que hacemos un balance de todo lo que hicimos y nos faltó por hacer; muchas veces pusimos expectativas muy amplias e inalcanzables y cuando llegamos a este tiempo nos damos cuenta de que no se cumplió ni el 1% de ellas.
Este y otros pueden llegar a ser un factor de depresión decembrina y la doctora Paola Hamui, psicoanalista de Fundación APTA, nos explica de qué se trata.
“Regularmente, uno de los factores que provocan depresión es el cierre de un ciclo, en este caso el término del año. Esto genera un sentimiento de tristeza y angustia cuando se realiza una recopilación de propósitos no cumplidos en la vida laboral, familiar, amorosa o escolar”, dijo.
Otro factor que se debe mencionar en estas épocas son las pérdidas “de algún ser querido, el efecto de soledad que provoca el estar alejado del hogar o las ausencias en las celebraciones de fin de año: en esta época se notan más”.
En entrevista para El Economista, Hamui aseguró que este mal ha estado presente por muchos años; sin embargo, el ritmo de vida y que la gente cada vez es más aislada ha recrudecido estos síntomas. “Se presenta en dos mujeres por cada hombre y los jóvenes son los más propensos a padecerlo”, dijo.
La especialista hizo hincapié en que hay diferencias entre tristeza, nostalgia y depresión: “Hay gente que no le gusta la Navidad y se siente apachurrada, pero no se aísla ni deja de dormir por eso, aquí no estamos hablando de depresión, pero estamos mal acostumbrados a llamar a esto depresión”.
Sobre la depresión, se define como un trastorno o patología emocional que se caracteriza por la disminución en el estado de ánimo, aislamiento, apatía, tristeza, enojo, falta de interés por realizar actividades cotidianas e incluso puede derivar en situaciones severas como el suicidio, dependiendo de la etapa en la que ésta se presente.
Dijo que, en un inicio, pueden presentarse sentimientos de tristeza que suelen ser momentáneos; posteriormente, la apatía aumenta, al igual que los sentimientos de vacío y tristeza poniendo en riesgo la autoestima de la persona, acompañado de sentimientos autodestructivos. En una etapa más avanzada, la persona se encuentra angustiada, tiene pensamientos de minusvalía, culpa y hasta de suicidio.
Por ello, en caso de padecer alguna etapa de depresión en esta época, la especialista recomienda acudir con un psicoanalista, pero si la situación es muy grave, se tiene que acompañar con un tratamiento psiquiátrico.
Además, compartió algunas consideraciones que se pueden tomar en cuenta para no caer en una situación de esta naturaleza:
En lugar de hacer un balance de lo que no se tiene, se sugiere hacer una lista de lo que sí se logró y se tiene.
Fijarse metas reales, aterrizadas y lógicas.
Personas que tienen tendencias a deprimirse, deben evitar el alcohol.
Consultar al médico. Si la persona se siente agotada, sin ánimos y ha dejado de hacer sus actividades cotidianas, es importante que acuda a una revisión médica, para prevenir que los síntomas aumenten y se le recete el tratamiento adecuado.
Llevar una vida saludable. Es recomendable tener una buena alimentación, hacer ejercicio y si es posible exponerse a la luz del Sol; éstos son antidepresivos naturales.
Expresar sentimientos. En muchas ocasiones, las personas deprimidas no muestran signos visibles de tristeza por cuestiones sociales que les impiden liberarse de ciertos sentimientos o emociones.
Buscar tratamiento. Si el estado depresivo persiste, lo ideal es buscar un tratamiento multidisciplinario para atender las cuestiones emocionales que se encuentran de fondo y prevenir que se atente contra la propia vida.
Con información de América Economía