Estilo de Vida

¿Es el sauna un buen aliado del sistema inmunológico?

Meterse poco antes del invierno seguido en una bañera con hielo, caminar bajo la lluvia o sudar en el sauna: hay muchos métodos para preparar el sistema inmunológico para el invierno si lo que uno busca es no enfermarse. ¿Pero es tan simple?

El sistema inmunológico humano es muy complejo: una parte importante son las células sanguíneas y entre ellas los linfocitos, un grupo de los glóbulos blancos que actúan como defensa de virus y bacterias. Para que puedan llevar adelante su trabajo lo más efectivamente posible deben ser transportados hacia donde los gérmenes ingresan al cuerpo, como por ejemplo, las mucosas.

Ir al sauna de forma frecuente puede influir, pero bajo determinadas circunstancias. Investigadores finlandeses descubrieron que la expectativa de vida aumenta si se va seguido al sauna, pero sólo si después se completa con una ducha fría. Los fuertes cambios de temperatura activan el sistema cardiovascular y tienen un efecto similar a un leve entrenamiento deportivo.

Eso tiene incidencia en la cantidad de infecciones. La mejora en la circulación hace que se transporten más linfocitos a las mucosas, lo que produce más defensas y, a su vez, permite mantener alejados los virus. Además, cuando hay una buena circulación, el cuerpo puede reaccionar mejor a un déficit de células defensoras en las mucosas. Sin embargo, hay que ser constante: quien va sólo tres veces al sauna cuando empieza la temporada de gripe no debería esperar grandes efectos.

Las oscilaciones frío-calor también mejoran a largo plazo la regulación térmica del cuerpo. Cuanto mejor la regulación térmica, mejor puede lidiar el cuerpo con temperaturas frías. Hoy en día vivimos en casi todas partes con temperaturas reguladas de unos 25 grados en casa, el auto, la oficina. Los incentivos del frío prácticamente se perdieron. Como consecuencia, es más fácil resfriarse.

Por otra parte, investigadores holandeses no encontraron ningún efecto beneficioso en las duchas frías diarias. Eso no quita que terminar la ducha caliente con un chorro de agua fría sea beneficioso para la circulación en las piernas, ya que promueve la función arterial y venosa.

Mejor demostrados están los efectos del deporte en el sistema inmunológico. Es sabido que en la sangre de los deportistas no sólo hay más células inmunológicas, sino que éstas son, además, más efectivas en la lucha contra las bacterias. Es decir que no caben dudas: entrenar de forma regular fortalece el sistema inmunológico. Después de cuatro a seis semanas, ya se pueden percibir los efectos.

Quien quiera hacer algo por sus defensas a largo plazo debería estar activo todo el año. En invierno se puede salir a entrenar al aire libre, aunque hay que hacer un precalentamiento largo para mantener las piernas calientes y no lesionarse. Salir a trotar en shorts con temperaturas bajo cero no sólo no tiene sentido, sino que es peligroso. En el caso de las personas de más de 40 años con enfermedades del corazón, se recomienda consultar con el médico antes de ir a un sauna o iniciar una actividad física.

Con información del GDA

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