En el mundo se venden por día 1.900 millones de botellas de Coca-Cola.
Convertida en una marca de culto, en una compañía icónica, su sabor envuelve un secreto muy bien conservado, pero su nombre tiene una explicación poco conocida. Efectivamente, la segunda parte de su denominación reconoce los extractos de hoja de coca que el químico John Pemberton, creador de la bebida, combinó con sirope de azúcar.
A fines del siglo XIX, ese compuesto mezclado con vino era un tónico habitual, un brebaje dulce que le permitía a Pemberton sortear las restricciones legales que prohibían la venta de alcohol.
El nombre que el colectivo popular le dio a la «Coca» es sabido y harto conocido. Pero su apellido, la extensión «cola», representa un ingrediente menos conocido y a la vez extrañamente potente: la nuez de cola.
La cáscara de nuez de cola es un estimulante natural que en su hábitat, el África occidental, era cultivada y posteriormente masticada para tales efectos. Mide cinco centímetros de largo y combina un color verde en su exterior y un aspecto entre rojizo y blanco en su fruto interno.
Estas nueces contienen cafeína y teobromina, sustancias que también aparecen de modo natural en el té, el café y el chocolate. Y además presentan rasgos de azúcar y kolanina, un estimulante para el corazón.
La travesía de la nuez de cola llegó con las primeras excursiones europeas a las sabanas africanas. El historiador Paul Lovejoy reveló la función antigua de este producto natural: los frondosos árboles de este tipo de nuez se plantaban sobre las tumbas como ofrenda y ritual de pubertad.
Los colonizadores portugueses tomaron conocimiento de su existencia durante el siglo XVI, cuando invadieron las costas de lo que hoy es Sierra Leona. El relato de Lovejoy explica que este producto fue comercializado junto a otras mercancías a cualquier parte del mundo.
Y aunque deben mantenerse en compartimientos húmedos para traslados delicados, fueron transportadas toneladas de nueces de cola hacia Europa y Estados Unidos para finales del siglo XIX.
Empezaron a utilizarse con fines medicinales: las pastillas «Forced March» de Burroughs Wellcome & Co’s, de origen británico, fueron concebidas como estimulantes energéticos.
Cuando el químico estadounidense creó el brebaje que luego se convertiría en la bebida más popular de la historia, la combinación de ambos factores no era más que una tendencia consolidada. Desterrada la cocaína como ingrediente final, las gaseosas de extracto de cola proliferaron.
Su supone que hoy en la receta de la Coca-Cola intervienen imitaciones artificiales del extracto de nuez de cola para conseguir el efecto deseado.
Un sabor que remite su origen a la zona occidente del continente africano y que se fusionó con otros ingredientes para popularizarse en Atlanta, Estados Unidos: hoy Coca-Cola, que les debe su nombre a las hojas de coca y a la nuez de cola, es la tercera marca más grande del mundo.