Investigadores españoles han desarrollado un colirio a partir de la sangre del paciente que éste se lo administra de manera autónoma y que está indicado para el tratamiento de diversas patologías de la superficie ocular, como el síndrome del «ojo seco», las úlceras o algunas quemaduras.
Este colirio -ya en el mercado- se obtiene a partir de un mínimo volumen de sangre del paciente y se prepara en la propia consulta del oftalmólogo.
El proyecto se enmarca dentro de la medicina regenerativa, que utiliza los propios recursos del organismo para regenerar tejidos y recuperar funciones dañadas.
Detrás está BTI (Biotechnology Institute), una empresa de Vitoria (norte de España) que ha desarrollado tecnología para obtener plasma rico en factores de crecimiento (PRGF, por sus siglas en inglés) cien por cien autólogo (del propio paciente).
Los factores de crecimiento son proteínas que desempeñan una función esencial en los procesos de reparación y regeneración de tejidos, ya que desencadenan efectos biológicos como la proliferación y diferenciación celular o la generación de vasos sanguíneos.
Esta tecnología biomédica, presentada hoy en el congreso de biotecnología Biospain 2016, que estos días se celebra en Baracaldo (País Vasco), permite aislar y concentrar precisamente esos factores de crecimiento.
El PRGF es un plasma rico en plaquetas que está considerado hoy un medicamento de uso humano, explica a Efe Gorka Orive, uno de los responsables del proyecto, quien añade que su objetivo es que, allí donde las plaquetas no puedan desempeñar su papel fisiológico, llegue esta ayuda adicional para reparar o regenerar tejido dañado.
Para ello, la sangre extraída del paciente, unos 70 centímetros cúbicos -los donantes de sangre aportan en cada extracción unos 500 centímetros cúbicos-, se centrifuga y una vez centrifugada se separan sus componentes.
«Hemos visto, por ejemplo, que los glóbulos rojos y blancos no aportan nada importante a la reparación de tejidos; con lo que nos quedamos es con el plasma rico en plaquetas», precisa Orive.
Las primeras investigaciones para obtener PRGF datan de 1995 y éste se usa desde hace años para tratar lesiones deportivas, en dermatología, dermoestética, cirugía oral y maxilofacial, y desde hace un año en oftalmología. EFE