Probablemente te habrás preguntado alguna vez para qué sirven esos cilindros acoplados en los cables de los dispositivos. Es muy común encontrarlos en los cargadores de teléfonos móviles y portátiles, en ratones, teclados y, en general, en muchos de los sistemas informáticos de nuestra casa y de la oficina. Pero, ¿cuál es la finalidad de estos bultos cilíndricos?
Se llaman núcleos de ferrita, pero también se los conoce como filtros de interferencias electromagnéticas (EMI). El núcleo de ferrita actúa como un filtro de corrientes parásitas y evita que se pierda energía en los cables. Esto, dicho de otra forma, hace que nuestros cargadores sean mucho más eficaces y que nuestras máquinas se carguen más rápido.
Su objetivo principal es reducir las interferencias de radiofrecuencias (EMI y RFI). Los cilindros mantienen la energía que circula por los cables y actúan como barrera de los picos de tensión. Son más eficaces cuanto más cerca están de la fuente de electromagnetismo, por eso lo más habitual es encontrar los núcleos de ferrita cerca de los extremos de los cables.
También actúan como un inductor que bloquea los sonidos de alta frecuencia en los circuitos electrónicos. El filtro contiene diferentes compuestos cerámicos, derivados de óxido y óxidos de otros metales de transición. Si cortamos el plástico que recubre un núcleo de ferrita, encontraremos otro cilindro de metal en su interior. Esta pieza de metal absorbe y libera cualquier tipo de radiación mientras que la corriente sigue fluyendo en su interior. De esta forma, el cilindro impide que nuestros cables se comporten como antenas.
La radiación que emitirían los cables de nuestros dispositivos -si no tuviesen uno de estos filtros- podría causar interferencias en otros aparatos a su alrededor. Por ejemplo, cuando la señal de un smartphone interfiere en una radio o un altavoz, se produce un ruido agudo y desagradable. En definitiva, sin los núcleos de ferrita en los cables escucharíamos frecuentemente este tipo de ruidos.
Fuente: theamazingfact