El psicólogo Bernardo Stamateas explicó cómo las disputas cotidianas ocultan una lucha constante por el control del hogar. Cómo abordar estas disputas para crecer en conjunto.
Comenzar a vivir en pareja genera nuevos horizontes, desafíos que emocionan y llenan la vida de expectativas, pero también acarrea la generación espontánea de conflictos, que hasta ese momento eran desconocidos.
«La pareja, por definición, es ese tercero que construyen dos personas que se unen. Yo no tengo que formar pareja para que el otro me de lo que me falta, eso sería formar pareja para no estar solo. Mi mamá no me quiso, mi papá no me valoró, quiero que el otro me lo dé», comentó Stamateas.
Para el psicólogo Bernardo Stamateas la pareja es el encuentro de dos países, de dos naciones, donde convergen diferentes culturas, que casi como en un choque deben adecuarse el uno al otro.
«Ella es de un país, con su propia moneda, su propio estilo. Y el viene de otro país, con diferentes codigos. El desafío ahora es que juntos pueda hacer su propio país; con sus propias costumbres, sus propios horarios», explicó el experto.
¿Quién tiene el poder real en una pareja?
Además, según el escritor, el poder se pone en disputa cuando surgen discusiones sobre temas que, a priori, parecen triviales: «Ponele el buzito al nene» o «no le pongas el buzo al nene. Todas las discusiones ‘tontas’ son por la lucha del poder. Hasta que la pareja no establezca que ninguno de los dos lo tiene, las discusiones van a variar pero en el fondo el tema es el mismo: quien ostenta el poder».
Stamateas plantea dos ideas prácticas para solucionar estos problemas: primero armar un cerebro de pareja con el lema somos uno. «Si yo gano seis y vos cinco, no hay pareja. Hay pareja cuando dicen ganamos once entre los dos».
El segundo, se basa en que el crecimiento de uno también es el del otro: «En una discusión, nadie tiene que ganar el 100 por cien, porque si ganó uno, perdió la pareja».