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Uno de los peligros del Internet de las Cosas es la falta de privacidad, aunque muchos están dispuestos a renunciar a ella para obtener otras ventajas.
Hemos empezado por los teléfonos y los relojes inteligentes, pero poco a poco van apareciendo muchos más objetos, que se presentarán como electrónica útil para facilitar la vida a las personas y ofrecerles el bien más ansiado: el tiempo libre.
Imaginemos una casa conectada. En ella el teléfono móvil será el centro neural de todo lo que ocurre, pero interactuará con nosotros sólo para recordarnos cosas, o pedirnos permiso para actuar por sí mismo.
Explicado más ampliamente, si nuestra nevera detecta que falta un ingrediente (o varios), hablará con nuestro smartphone para que lo apunte a la lista de la compra de nuestro supermercado online habitual, entonces el teléfono nos lo notificará y nos preguntará si queremos realizar la compra. A muchos algo así les podría parecer una casa del futuro, pero esta tecnología ya está en marcha, algunos productos se están probando y otros ya están empezando a comercializarse.
En una casa inteligente, los objetos conectados estarán recogiendo datos continuamente, y no sólo los nuestros, sino los de millones de personas. La cantidad de información que podrían tener sería infinita.
Según cuenta al periodico español El Mundo el profesor de psicología de la UOC, Manuel Armayones, el análisis de estos datos permitiría a cualquiera con cierto conocimiento en la materia saber nuestras características personales, además de nuestros hábitos, gustos y costumbres.
Algo que permitiría a las empresas crear publicidad personalizada y preparada para actuar en el momento en el que ellos consideren que somos más propensos a comprar su producto. Armayones propone el siguiente caso: nuestro televisor sabe que a las 20:00 vemos nuestra serie favorita, a la vez que nuestra despensa sabe que a esa hora cogemos snacks. Entonces nuestro teléfono podría sugerirnos unas horas antes que tenemos un supermercado cerca de nosotros con una oferta de nuestros snacks favoritos. «El Internet de las Cosas nos facilitará la vida, pero seremos fuentes de datos contínuas».