Los dinosaurios nunca se extinguieron, solo que ahora son pájaros. Así de claro es el mensaje lanzado por los paleontólogos detrás de la exposición ‘Dinousaurs among us’ (Dinosaurios entre nosotros), que podrá verse a partir del 21 de marzo en el Museo de Historia Natural de Nueva York.
La muestra, comisariada por el paleontólogo Mark A. Norell, muestra el vínculo directo entre los dinosaurios y los pájaros, una evolución que las nuevas tecnologías han permitido evidenciar en detalle.
«Hace 25 años se dejó de ignorar la tesis de que existía un vínculo directo entre los dinosaurios y los pájaros. Hoy, y tras los últimos estudios gracias a las últimas técnicas, podemos afirmar que todavía vivimos en la era de los dinosaurios», dijo Norell.
«Aunque ya se había afirmado antes, hasta ahora no existían las pruebas fidedignas y eso, porque no contábamos con la tecnología necesaria», añadió.
Clave en la investigación ha resultado la exploración a través de las últimas técnicas de los fósiles de los huevos de dinosaurios no nacidos hallados en Argentina, Mongolia y China, principalmente.
Los investigadores pudieron trazar la evolución gracias a elementos como el plumaje. En algunos de los dinosaurios no nacidos se halló un inminente plumaje que miles de años más tarde permitiría a las especies evolucionadas en un tamaño inferior volar.
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Los cerebros de aquellos dinosaurios también con una estructura ósea igualmente relacionada son la génesis de los que hoy tienen las alrededor de 18.000 especies de aves en el planeta.
Pero la vinculación no se queda en la biología. También se han detectado comportamientos similares. Entre otros la postura que adquirían algunos dinosaurios para dormir, con la cabeza recogida entre los brazos para mantener la temperatura tibia, algo igualmente característico de las aves modernas.
El Oviraptorsaurus, por ejemplo, pariente cercano del Tiranousaurius Rex, pese a tener un tamaño radicalmente más grande que un pájaro, ya se sentaba sobre sus huevas del mismo modo que hacen las aves. Algunos dinosaurios como el Anchiornis huxleyi son un ejemplar evidente de esa gradual transición que sufrieron los dinosaurios en aves.
Esa especie contaba con un plumaje muy similar al de los grandes pájaros y con un esqueleto capaz de hacer vuelos cortos. La exhibición coincide en el mismo museo con la muestra titulada Titanousaurius, que replica un dinosaurio de 38 metros de longitud.
Norell señaló que más que paleontología, los últimos descubrimientos tienen mucho que ver con la biología. Junto a él también han sido responsables de la exposición el vicepresidente del museo, Michael J. Novacek, así como la investigadora postdoctoral Ashley Heers, que contó haber pasado los últimos cinco años de su vida estudiando bebés de ave.
En palabras de la presidenta del Museo de Historia Natural de Nueva York, Ellen V. Futter, «con esta exhibición se muestra que aunque la paleontología ha sido una parte importante del legado de esta institución desde hace más de 100 años, vivimos en una nueva era de la investigación sobre dinosaurios».
«Nunca ha habido un tiempo más interesante para aprender sobre sus comportamientos, apariencia, conexión con la vida moderna», añadió. Como dice el lema de la exposición: «Jamás volverás a ver a una paloma con los mismos ojos».