«Mostrar a un Neruda humano, ambiguo, contradictorio es enaltecer al poeta y hoy en día tener un poquito de eso dentro de la política nos vendría mejor, sobre todo para ser más inclusivos y para tener un porvenir más conciliatorio e humanitario», dijo el actor.
Este trabajo ha sido «un ejercicio fantástico de libertad», dijo el actor, que ya se ha convertido en un habitual del cine francés.
«El personaje que interpreto es todo lo contrario a un poeta; está negado de toda reflexión, está expuesto a unas órdenas, nace además de un resentimiento contextual», señaló el actor, que ya había trabajado antes a las órdenes de Larraín en «No» (2012), la cinta con la que Chile llegó a los Oscar.