El sencillo fue grabado en Nueva York junto a los artistas Napo, de Venezuela, y Randi, de Puerto Rico, y con la productora Fragment Muzik.
“Desde los cuatro años empecé a cantar y desde los once soñaba con lograr un pop urbano. Admiré muchas artistas, pero nunca quise ser como ninguna, siempre me enfoqué en proyectar mi propio estilo”, cuenta Sophy Mell, quien demostró a su familia que lo suyo era la música.
Sophy comparte que cuando era una niña, su mamá la miraba cantar y bailar en todas las fiestas y la veía tocar el piano donde sus abuelas, por lo que la llevó a un conservatorio musical.
“Cantar fue para mí la manera de expresar mis emociones porque de pequeña era muy tímida”, destaca esta bella chica, que dice ser una guayaquileña de sepa, quien disfruta del típico bolón con queso y chicharrón junto a un café negro.
Esta artista considera que “Ni diabla, ni santa” es un himno para las mujeres. “Con esta canción quiero mandar un mensaje que revele ese sueño de ver equidad de género en este tiempo y que se categorice menos a las personas. No necesito ser una santa, tampoco tener miedo de hacer lo que amo”, acota dejando claro que si uno no siente la música en su corazón, no la puede proyectar al mundo.
