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Relatos de fantasmas en la zona devastada por el tsunami aterran a Japón


A pocos días del quinto aniversario del terremoto de magnitud 9 seguido de un tsunami en Japón, han vuelto a surgir los relatos de los pobladores de una de las zonas afectadas sobre fenómenos sobrenaturales, como apariciones de espíritus.

Profesionales de diferentes áreas han investigado las causas de estas historias desde que comenzaron a ser difundidas por la prensa, unos meses después de la tragedia que devastó el litoral noreste de Japón y dejó más de 15.000 muertos.

Para los especialistas, estas personas podrían estar sufriendo algún tipo de trastorno psicológico, a causa del trauma de haber sobrevivido a uno de los peores desastres naturales que han ocurrido en Japón.

Pero recientemente, una socióloga de la Universidad Tohuko Gakuin, Yuka Kudo, se ganó la atención de los medios japoneses al presentar los resultados de una investigación que hizo con taxistas y pobladores que relataban fenómenos de este tipo.

A lo largo de 10 meses, entre 2014 y 2015, ella hizo más de 200 entrevistas aleatorias en la ciudad de Ishinomashi, devastada por el tsunami. Quince de estas personas dijeron haber tenido contacto con fantasmas o haber experimentado situaciones inexplicables.

«No tengo interés en discutir si los testimonios son verdaderos o no. Existe un fenómeno social y ése es el foco de mi estudio», contó la joven a BBC Brasil.

Yuka se enteró de dos casos a través de unos relatos publicados en periódicos y revistas.

«El tema de la vida después de la muerte ya me interesaba y tenía interés en saber más sobre los muertos del tsunami, entonces decidí profundizar la investigación», dijo.

 

Uno de los taxistas que participó en la investigación le contó a la socióloga que una noche encontró a una niña sola y muy extraña. Le preguntó dónde estaban sus padres y ella respondió que estaba sola. Él se ofreció a llevarla a casa.

La niña le enseñó la dirección y cuando llegaron al lugar indicado, el conductor la ayudó a bajar del auto. Ella sonrió, le agradeció y, según cuenta el taxista, se fue desvaneciendo delante de él.

«Él asegura que había cogido la mano de la niña y conversado con ella», cuenta Yuka.

Otro taxista le dijo a Yuka haber recogido a una pasajera unos meses después de la tragedia. Le pidió que la llevara al distrito de Minamihama, lugar que, según el hombre, estaba en ruinas.

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