En los próximos años el sector de la educación superior cambiará drásticamente, pero actualmente solo el 2% de las universidades están digitalizadas. Por tanto, los centros académicos que no se adapten al cambio tendrán serias dificultades.
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En ese futuro digital habrá distintos formatos de aprendizaje para universidades, presenciales y por internet, y coexistirán modelos tradicionales, como el de Harvard, y disruptivos, como el de Minerva o Khan Academy.
La enseñanza en línea elimina obstáculos de espacio y tiempo y supera barreras geográficas, porque no obliga al estudiante a desplazarse para acceder a una formación oficial, reglada y de calidad. Basta con tener una buena conexión de internet y un computador, tableta o celular. También supera las barreras de tiempo, porque ahorra horas que se emplean en los desplazamientos para acudir a los centros presenciales, y porque su metodología y las técnicas docentes modernas permiten que se aprenda más en menos tiempo.
“Las universidades en línea rompen barreras sociales, físicas y culturales, y facilitan la formación continua a lo largo de toda la vida, algo muy necesario en un entorno que cambia permanentemente”, subraya José María Vázquez García-Peñuela, rector de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). La transformación digital es el eje de su propuesta formativa.
Por otro lado, las universidades que quieran sobrevivir, presenciales o no, tendrán que adaptarse a las exigencias del estudiante de hoy, que es nativo digital y será el 75% de la fuerza laboral en 2025.
Estos alumnos se caracterizan por ser volátiles, muy sensibles al precio y a cualquier mala experiencia y piden atención personalizada. Además, están siempre conectados, usan internet a diario, el celular es su herramienta básica, tanto para el trabajo como para el ocio. Por tanto, también exigirán tener acceso a través del teléfono móvil a un servicio básico como la educación.
“La crisis del Covid 19 acelera la transformación digital en los centros universitarios de todo el mundo”. Miguel Arrufat, CEO de UNIR.
Se impone el modelo Netflix de enseñanza, es decir, los mileniales y posmileniales exigen una formación adecuada a sus hábitos de vida. Miguel Arrufat, CEO de UNIR, resalta que la transformación digital de la educación superior ya ha empezado: “Las universidades deben digitalizarse para seguir cumpliendo su función social generadora de inclusión e igualdad”. Y añade que la crisis sanitaria del COVID-19 acelera esa transformación en los centros universitarios de todo el mundo.
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Además, las economías emergentes pueden obtener grandes beneficios de ese proceso ya en marcha. Aunque los países latinoamericanos pueden carecer de buenas infraestructuras, sí cuentan con redes de comunicación por internet que permiten una experiencia educativa satisfactoria, un motor imprescindible y necesario para el progreso. “UNIR rompe las barreras de la educación superior y actúa como una palanca imprescindible y necesaria para el progreso social. En Ecuador, por ejemplo, tenemos estudiantes de comunidades indígenas, amazónicas y hasta de las Islas Galápagos, que gracias a la formación que reciben se incorporan al mercado laboral y mejoran su situación personal”, afirma Miguel Arrufat.
En UNIR la virtualidad ha facilitado formar un excelente claustro de profesores, así como impartir clases presenciales virtuales en directo o generar contenidos académicos que ‘enganchan’, con foros, casos, seminarios, clases magistrales, simulaciones…
“Nuestro objetivo es lograr la excelencia académica mediante el uso de la mejor tecnología y de los mejores profesores”, concluye Elena Martínez Carro, decana de la Facultad de Educación.
“Nuestras metodologías están a la vanguardia de las tendencias mundiales. La educación en línea permite crear entornos de aprendizajes de alto rendimiento”. Eva Asensio, Vicedecana de desarrollo y organización docente de UNIR.
UNA UNIVERSIDAD GLOBAL Y DE CALIDAD
Asegurar la calidad de la enseñanza universitaria es una prioridad de UNIR. Ello requiere importantes inversiones en formación del profesorado, en tecnologías punteras (inteligencia artificial, realidad virtual, big data, etc.) y en desarrollo de las metodologías docentes. La universidad destina muchos recursos a la puesta a punto de su profesorado. Además, recopila y analiza pormenorizadamente las opiniones de los alumnos para mejorar la calidad de las clases y contenidos académicos, y los tutores atienden personalmente a los estudiantes. “Nuestras metodologías están a la vanguardia de las tendencias mundiales. La educación en línea permite crear entornos de aprendizajes de alto rendimiento”, resalta Eva Asensio, vicedecana de desarrollo y organización docente de UNIR.
La Universidad Internacional de la Rioja forma parte del grupo Proeduca, al que también pertenecen otros centros de educación superior en España, Florida, Colombia, Perú y México. Cuenta con unos 47.000 alumnos alrededor del mundo, solo en Ecuador son más de 8.000 y dispone de seis facultades: Educación; Empresa y Comunicación; Derecho; Ciencias de la Salud; Ciencias Sociales y Humanidades; y Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología.