El París Saint-Germain (PSG) alineó por primera vez este miércoles frente al Brujas en la Champions League a su nuevo tridente ofensivo, formado por el brasileño Neymar, el francés Kylian Mbappé y el argentino Lionel Messi. Sin embargo, no fue el partido esperado ya que vimos a un equipo «embalsamado».
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El encuentro supuso también el debut de Messi, de 34 años, en Liga de Campeones con el PSG, después de haber disputado 149 partidos en esa competición con el FC Barcelona.
El PSG se mostró partido, con el tridente de ataque sin compromiso a la hora de marcar y con un mediocampo completamente desbordado. De esa manera, los centrales quedaron expuestos ante cada ataque y Keylor Navas tuvo dos atajadas fundamentales para evitar lo que hubiese sido el 2 a 1. Mientras que en la faceta ofensiva no hubo participación de los laterales, resguardados para evitar problemas futuros en el retroceso, y prácticamente no existieron conexiones entre Neymar y Messi.
PSG se activaba por talentos individuales, pero se pudo evidenciar horrores colectivos entre el mediocampo y la defensa. Se pudo ver que el equipo parisino es un equipo en construcción.
Sobre el final, El elenco de Pochettino se mostró mejor asentado, tal vez con más resto físico ante un oponente agotado por el desgaste. Fue así que con Messi como conductor, el equipo tuvo las mejores ocasiones, pero no pudo definir.
El número 30 tuvo una clara, pero al intentar definir de primera el disparo se fue varios metros arriba del travesaño e Icardi también contó con la suya, al improvisar un taco en el área que se fue por el primer palo.
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