Las pruebas científicas realizadas por un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica Nacional de Atenas (Grecia) han demostrado que los materiales de construcción de la supuesta tumba de Cristo datan a la época romana y que, por lo tanto, la sepultura sobrevivió a la destrucción que sufrió el lugar hace 1.000 años, según detalla un reportaje exclusivo de National Geographic.
La Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén fue totalmente destruida en 1009 y posteriormente reconstruida, haciendo a los científicos preguntarse si este era realmente el sitio identificado como lugar de sepultura de Cristo por una delegación que fue enviada desde Roma hace unos 17 siglos, señala el medio.
Los nuevos datos confirman que los restos de piedra caliza del interior de la iglesia son restos de una sepultura colocada allí por los antiguos romanos, datándola aproximadamente en el año 345 d. C.. Anteriormente, la evidencia arquitectónica más temprana encontrada en el complejo de la tumba pertenecía al período de las Cruzadas, con lo que se pensaba que esta no tenía más de 1.000 años.
Se precisa que el análisis se realizó sobre las muestras de mortero recogidas de diferentes lugares del Edículo, el templete que encierra la tumba en el interior de la basílica, durante unos trabajos de restauración en el lugar.
National Georgraphic destaca que, desde el punto de vista arqueológico, no se puede determinar que la tumba pertenezca efectivamente a Jesús de Nazaret, pero sí que la construcción original del complejo de la tumba se ubica «de forma segura» en la época de Constantino, el primer emperador cristiano de Roma.