Cuando mentimos, puede que no nos crezca la nariz, aunque sí lo hace el tamaño de nuestros mensajes de texto.
Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado un grupo de investigadores de la Universidad de Cornell, en EE.UU., que ha llevado a cabo un estudio exhaustivo de conversaciones por móvil para inferir cómo las mentiras se relacionan con el uso de determinadas palabras e incluso con la longitud de los mensajes.
En el transcurso de siete días, el equipo recabó un total de 1.703 conversaciones gracias a una aplicación de mensajería de Android creada por ellos.
Durante el estudio, publicado en arXiv, se realizó un recuento de palabras, clasificadas según el tipo de mensaje, así como por el género y la posición social del participante.
También evaluaron los porcentajes de palabras dirigidas a uno mismo (yo/a mí), palabras orientadas a otros (tú/a ti) y vocablos evasivos (probablemente, posible, seguro, etc.).
Tan solo tres palabras
El análisis de las conversaciones reveló que las mujeres tienden a usar un mayor número de palabras cuando están mintiendo.
Sin embargo, los hombres que mienten pueden ser más difíciles de descubrir, ya que carecen de muchos más signos lingüísticos, probablemente porque usan menos palabras en los mensajes.
El quid de la cuestión
Los investigadores han llegado a la conclusión de que los pronombres son particularmente importantes en el engaño, ya que uno elige activamente qué pronombres quiere usar al comunicarse.
Del estudio se desprende que los mensajes de texto que contenían mentiras eran, por lo general, más largos. Por término medio, los textos con mentiras contenían 8 palabras, mientras que los textos verdaderos contenían 7.
Asimismo, mientras las mujeres usan de promedio unas 8 palabras por mensaje de texto, la cifra sube a 9 cuando están mintiendo.
Diferencias con los hombres
El estudio también puso al descubierto que los hombres que están mintiendo son menos propensos a usar palabras orientadas a uno mismo que aquellas orientadas a otros.
Asimismo, se descubrió que tanto los hombres como las mujeres usaban frases no comprometedoras cuando mienten, algo no ha sorprendido a los investigadores.
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