"Tiempos drásticos ameritan medidas drásticas", le dice Jason MacGregor a la BBC.
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"Soy de una isla llamada Príncipe Eduardo en Canadá y hemos visto tormentas fuertes que han tenido un efecto destructivo en nuestros puertos", empieza el ambientalista.
"Vemos huracanes más fuertes debido a una Corriente del Golfo más cálida", explica.
Y con su isla siendo particularmente vulnerable a la erosión costera producida por el aumento de los niveles del mar, McGregor ha decidido que para ayudar renunciará a ser padre.
"Es muy triste como frustrante ver cómoel cambio climático ya está teniendo un efecto tan dramático en el lugar al cual llamo hogar", dice.
"Así que he decidido no tener hijos para ayudar a combatir el cambio climático".
El granito de arena
De acuerdo con MacGregor, quien se define como un ciudadano global, "lo complicado en relación al cambio climático y en cómo combatirlo es que menos es más".
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Lo que se necista, dice, es "usar menos recursos, es decir, menos niños, comer menos carne, conducir menos, viajar menos".
"Tengo una pareja y los dos estamos de acuerdo. Tuvimos una conversación profunda sobre no tener hijos y sobre ayudar a combatir el cambio climático", cuenta.
"Es algo que no tomamos a la ligera y siempre está ese miedo de que quizás nos arrepentiremos", reconoce.
"Pero si puedo hacer mi parte al no tener hijos, eso es algo bueno que puedo hacer por el medio ambiente".
Uno de muchos
MacGregor se une a un grupo de personas que, en diferentes partes del mundo, han decidido no procrear para ayudar a proteger el planeta.
Por ejemplo, para Audrey García, una barcelonesa de 39 años, "no es ético tener hijos biológicos".