No podemos saber qué les duele cuando lloran, pero hay una sencilla forma de aliviar sus molestias.
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Un estudio de la Universidad de Oxford en colaboración con la Universidad de Liverpool descubrió que acariciar suavemente a un bebé reduce la actividad cerebral asociada con experiencias dolorosas.
Los investigadores monitorearon la actividad cerebral de 32 bebés al tiempo que les pinchaban para realizarles un análisis de sangre.
A la mitad de ellos se les acarició de antemano con un cepillo suave. Este grupo de bebés mostró un 40% menos de actividad de dolor en su cerebro.
La velocidad es clave
"El tacto parece tener un potencial analgésico sin el riesgo de desencadenar efectos secundarios", explicó la doctora Rebeccah Slater, parte del equipo que llevó a cabo el análisis.