El sobre sellado está en mi escritorio. Sé lo que hay dentro, pero todavía me da miedo mirarlo. Se me acelera el corazón mientras lo abro con cuidado y acerco las imágenes a la luz.
Hay tres fotos de un hombre que no reconozco.
De un tiempo que no recuerdo.
Nunca antes había tenido una imagen de mi padre.
Ahora la veo.
El viaje para encontrar a mi padre comenzó en el desván de mi apartamento de Londres en enero de este año. Ahí es donde me senté a mirar estas fotos suyas por primera vez.
Soy hijo único y mis padres se separaron cuando yo era un bebé. Nadie en la familia había sabido nada de él desde entonces. Pero siempre supe que llegaría un momento en mi vida en el que necesitaría ver a mi padre, aunque fuese sólo una vez.