La universitaria Karina de Assis, de 23 años, se arranca el cabello desde la infancia.
En momentos de ansiedad o estrés, el acto de la joven se vuelve aún más frecuente.
"En cualquier momento complicado cuando estoy sola, tomo parte de mi cabello, lo arranco y no me doy cuenta, cuando veo, tengo un mechón de pelo en mi mano", le cuenta a BBC Brasil.
La joven comenzó a arrancarse el pelo a los nueve años.
"Descubrí que hacer eso me causaba cierto alivio y no paré más", dice.
A los 16, la muchacha se quedó calva.
Causas casi desconocidas
El acto descontrolado de arrancarse el cabello se denomina tricotilomanía.
Los estudios apuntan que del 0,6% al 3,6% de la población mundial sufre esta enfermedad.