Por más de 40 años, Muhammad Yunus ha liderado una campaña para terminar con la pobreza a través de la entrega de microcréditos a las familias más vulnerables, por lo que es conocido como el "banquero de los pobres".
La historia comenzó en Jobra -un pueblo de Bangladés devastado por inundaciones- con un préstamo de US$27 a un grupo de mujeres y terminó expandiéndose a distintas regiones del mundo.
De hecho, a través del banco Grameen Bank, el Nobel de la Paz ha llevado su herramienta financiera de préstamos a pequeña escala incluso a América Latina.
La Fundación Grameen -que trabaja con organismos dedicados a las microfinanzas- ha llegado a zonas rurales de países como Bolivia, Guatemala, Honduras y República Dominicana. Y muchos otros actores también trabajan con microcréditos en la región.
Pero sus esfuerzos, y la popularización de los microcréditos en todo el mundo, no han dado los resultados esperados ni en materia de inclusión financiera ni reducción de pobreza.
Y ahora Yunus asegura que para acabar con la pobreza en el mundo lo que se necesita es crear dos sistemas completamente separados: bancos para ricos y bancos para pobres.