Advertencia: el contenido de algunas imágenes o descripciones de platos de esta nota podría afectar la sensibilidad -o el estómago- de algunos lectores.
¿Te comerías un bocado de queso lleno de gusanos vivos? ¿Te apetece un pene de toro? ¿O qué tal un poco de vino aderezado con ratones muertos en la botella?
¿Quieres saber qué más hay en el menú? La carta completa se encuentra en un nuevo museo en Suecia, que ofrece lo que sus curadores califican como la comida más "asquerosa" del mundo.
Y es que, incluso si tienes un paladar atrevido, es probable que el Museo de la Comida Repugnante de Malmo ponga a prueba la tolerancia de tus papilas gustativas.
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Los responsables detrás del proyecto aseguran que no se trata de "un espectáculo" con comida, sino más bien una prueba de que lo que para la cultura de un país resulta delicioso puede ser radicalmente diferente en otros lugares.
"La repugnancia es completamente subjetiva", asegura a la BBC Samuel West, el curador de la exposición.
"Ver tus propia comida en exhibición justo al lado de algunos peces podridos que alguien más piensa que son una delicia desafiará tus propias ideas de lo que es repugnante", continúa.
West confía que una vez que la gente entienda eso, podría abrir la mente a aceptar fuentes de proteínas más sostenibles, como los insectos.
Una vez que el museo abra sus puertas este miércoles, los visitantes podrán pasear entre olores y alimentos diversos.
En total, hay 80 platos en la muestra. Aquí te contamos alguno de ellos.
Larvas, tarántula y leche cortada
Uno de los más llamativos es el Casu Marzu, un queso de Cerdeña que contiene larvas vivas de moscas.
Hay, también, un pene de toro que se come en algunas partes de China.
También se puede encontrar el balut de Filipinas, que son huevos de gallinas cocinados con embriones semidesarrollados en su interior o las tarántulas fritas de Camboya.