La Antártida tiene su propia banda sonora: un murmullo constante y tenebroso, que producen los vientos que soplan en el sombrío paisaje polar.
Aunque es imperceptible para el oído humano porque ocurre a bajas frecuencias, un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Colorado, Estados Unidos, lograron capturar este canto.
Lo llaman "tonos sísmicos".
La grabación la hicieron en distintas zonas de la barrera de hielo de Ross, una vasta región que tiene casi el mismo tamaño de España.
Esta barrera funciona como un corcho que impide que el hielo circule desde la tierra hacia el agua.