Jacquie Davis, quien dice haber sido la primera mujer en trabajar como guardaespaldas en Reino Unido, ha dado protección a familia real y famosos, rescatado a rehenes y llevado a cabo vigilancia secreta durante los 30 años que lleva en el sector.
Ahora, su vida ha inspirado un thriller en Netflix protagonizado por la actriz Noomi Rapace.
"Cuando llegué a la industria la actitud era muy de macho", dice Jacquie. "Siempre me ponían solo a cuidar a la mujer o a los niños, lo cual era irónico, ya que la mayoría de ellos eran padres ¡y yo no tenía hijos!".
Tras unirse inicialmente a la policía, Jacquie decidió cambiarse a la seguridad privada en 1980, buscando más variedad.
"Yo quería hacer protección de cerca, quería hacer vigilancia e investigaciones", explica.
Durante su carrera, ha viajado por el mundo quedándose en hoteles de cinco o seis estrellas, pero dice que "tras 12 o 16 horas improvisando, no es glamuroso".
Además, tiene un coste sobre la vida privada. "Puede ser que no pases por casa durante ocho o diez semanas", dice.
Jacquie también se especializa en los aspectos más peligrosos del negocio: la vigilancia y el rescate.
Una vez tuvo que pasar por mendiga en las calles de Irak, disfrazada con una burka, como parte de una misión para rescatar a unos trabajadores de la industria del petróleo.
Aunque el trabajo requiere evitar peligros a los clientes planeando con tiempo para sortear los riesgos potenciales, a veces la vida real puede ser tan dramática como cualquier guión de cine o televisión.