Las teorías de conspiración comenzaron a aparecer incluso antes que terminara el partido.
Argentina le ganaba a Perú 6-0, el resultado que le servía para clasificar a la final de su Mundial en 1978, que terminaría conquistando al vencer a Holanda con los históricos goles de Mario Alberto Kempes y Daniel Bertoni
La Albiceleste llegó a ese partido entre la espada y la pared, con la obligación de conseguir una ventaja de por lo menos cuatro goles para superar a Brasil en la clasificación y así no tener que despedirse del torneo.