La cifra es aterradora y aun así, no es definitiva.
Al menos "4.645 personas murieron" el año pasado como resultado del paso y la devastación que dejó el huracán María en Puerto Rico, según un estudio de científicos de Harvard, la Universidad Carlos Albizu y el Beth Israel Deaconess Medical Center publicado este martes en el New England Journal of Medicine.
El número, que la propia investigación reconoce que puede ser mayor, supera con creces las 64 víctimas mortales que reconoce oficialmente el gobierno, y el de otras estimaciones realizadas por diversos medios y expertos que lo ubicaban en más de 1.000.
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De acuerdo con la investigación, la mayor cantidad de muertes tuvo lugar por la interrupción de los cuidado de salud para personas mayores y los fallos en los servicios médicos públicos para enfermos crónicos, dada la falta de electricidad y los daños a la infraestructura reportados tras el huracán.
El gobierno de Puerto Rico no respondió inmediatamente a la publicación del informe.
"La inquietud para el estudio surge por la controversia que sigue existiendo por el número de muertos tras el paso del huracán María", explica a BBC Mundo el doctor Domingo Marques, uno de los autores de la investigación y profesor de la Universidad Carlos Albizu.
"Pero más allá del número de muertos, que es una cifra, nuestro interés también estaba en el impacto que tuvo en el sufrimiento en la gente de Puerto Rico, en el porqué detrás de esa cifra", agrega.
María afectó Puerto Rico en septiembre de 2017 y dejó a su paso una estela de oscuridad, muerte y destrucción.
Todavía el país se recupera de los daños provocados por el fenómeno climatológico, que dejó la mayoría del país sin electricidad incluidos los hospitales y que otros servicios básicos se vieran interrumpidos casi en su totalidad.
"Los puertorriqueños enfrentaron en un mismo momento un sinnúmero de pérdidas y distintos desastres: un apagón que duró más de cien días, aunque todavía tenemos comunidades sin luz, estuvimos sin agua, incomunicados por meses, sin acceso a medicamentos, a servicio médico, con las carreteras bloqueadas… y todo ese tuvo un impacto en la población", afirma Marques.
¿Cómo llegaron a esta cifra?
Los científicos calcularon el nuevo número de muertes tras realizar una encuesta en unas 3.300 viviendas elegidas al azar en toda la isla en la que preguntaban por las personas que habían muerto (y las causas) en esos núcleos familiares entre el 20 de septiembre y el 31 de diciembre.
"Nosotros llegamos en persona a los barrios, fuimos casa por casa a comunidades seleccionadas por un programa informático por su densidad demográfica y ahí conocimos muchas anécdotas de personas que murieron y de las que no había registro", explica el profesor de la Universidad Carlos Albizu.
Las encuestas se realizaron entre enero y febrero de 2018, un momento en el que, según Marques, todavía muchas partes de la isla continuaban sin agua ni electricidad.
Para evitar sesgos durante las entrevistas, a los encuestados se les informaba que no se les pagaría ni recibirían ayuda adicional en dependencia de sus respuestas.
Además, si una persona se reportaba como desaparecida pero no se sabía si había fallecido, los investigadores lo contaban como vivo.