Con las clases suspendidas en todas las escuelas públicas, restos de piedras y neumáticos quemados en las calles y un amplio despliegue policial en algunas ciudades prácticamente sitiadas, así amaneció este viernes buena parte de Nicaragua.
En su tercer día consecutivo de protestas ciudadanas por las reformas al seguro social, que establecen un aumento en las cotizaciones y una deducción a las pensiones, y que fueron aprobadas esta semana por decreto presidencial.
El jueves, las cada vez más numerosas movilizaciones y enfrentamientos con la policía dejaron un saldo de al menos tres muertos y decenas de heridos.
Organismos nacionales e internacionales criticaron la dureza de la policía al reprimir las protestas.
La Oficina del Alto Comisionado de la ONU llamó este jueves a las autoridades nicaragüenses a actuar para "evitar nuevos ataques contra los manifestantes" y garantizar su derecho a la libertad de expresión.
Asimismo, consideró "preocupante que varios canales de televisión que estaban cubriendo las protestas hayan sido cerrados por el gobierno".
El presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, Gustavo Mohme, dijo que la censura de los canales "desenmascara el autoritarismo de un gobierno que en sus once años solo ha buscado desmantelar al Estado para su propio beneficio y el de sus familiares".