Las autoridades del estado de Carabobo, en el norte de Venezuela, informaron este miércoles que hubo varias víctimas mortales durante un incidente ocurrido en unos calabozos de una estación de policía en la ciudad de Valencia.
Aunque no existe reporte oficial de muertos o heridos, medios locales aseguran que un motín y un posterior incendio en los calabozos han dejado decenas de fallecidos, entre ellos reclusos, sus mujeres e hijos menores.
"Estamos determinando con exactitud la cantidad de fallecidos. Se está realizando un proceso de valoración, investigación y determinación de las víctimas. No presentaremos cifras oficiales por respeto a los familiares de quienes estuvieron inmersos en esta situación irregular", explicó durante una conferencia de prensa el secretario general del gobierno de Carabobo, Jesús Santander.
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De acuerdo con el funcionario, el incidente "está siendo investigado por los organismos de seguridad del Estado, para determinar las causas que lo originaron". Desde Caracas, a unas dos horas en auto, se desplazaron efectivos de la policía científica.
Los medios locales hablan de un incendio y que la mayor parte de las víctimas murieron por asfixia.
En el momento oportuno se informará del número de "víctimas fatales", dijo Santander, que confirmó un motín como arranque de los incidentes.
Según el funcionario, todos los fallecidos son reclusos y hay un policía herido por un impacto de bala.
Así mismo, indicó que las autoridades brindarán apoyo a los familiares con los servicios funerarios y posterior sepultura de los reclusos fallecidos, así como atención psicológica a los familiares de las víctimas.
El hacinamiento de las minicárceles
La situación en este tipo de centros de reclusión ha sido denunciada en repetidas ocasiones.
"Puede ocurrir en cualquier lugar, en cualquier momento en circunstancias iguales o peores", dice a BBC Mundo Carlos Nieto Palma, coordinador general de la ONG Una Ventana a la Libertad.
A Nieto no le extraña lo sucedido en Valencia.
Lleva tres años denunciando el hacinamiento de los centros de reclusión, lugares que terminan convirtiéndose en miniprisiones sin servicios para quienes, hacinados, esperan por semanas, meses o años una decisión judicial o simplemente un cupo en una cárcel.