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1 de cada 3 usuarios espía las redes sociales de su pareja

El desarrollo tecnológico y aumento en la penetración de Smartphones ha dado paso al surgimiento de los “espías digitales” en el campo amoroso. La problemática surge por el apego hacia la pareja. Uno de cada 3 usuarios admite que vigila constantemente si su pareja está ‘on line’.

El 20% de los usuarios aprovecha el momento en que su pareja se está bañando para poder indagar en sus dispositivos, a fin de encontrar algo inusual, mientras que 13.5% espera a que su pareja se encuentre soñando para  revisar su teléfono, y de esta forma saber qué es lo que sucede cuando no están juntos.

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Las cifras fueron publicadas por The Competitive Intelligence Unit 2018, un sondeo en que participan varios países de América Latina.

 

 
Pero eso no es todo, uno de cada 3 usuarios de internet admite ser un “espía digital”, para observar constantemente si su pareja está online.

 

“Quiero saber qué está haciendo, o porque está conectado hasta altas horas de la noche. No creo que con un amigo o amiga se converse hasta la madrugada”, explica Martha, una universitaria de 22 años, para definir lo que siente cuando ve a su amado “on line”, pero éste no le escribe.

 
“Me enoja si está en línea y no me saluda, pero trato de no reclamarle nada porque ya terminé una relación por culpa de Whatsapp”, dice Carlos, otro universitario de 22 años.

 
“Prefiero no revisar el teléfono, a menos que me de motivos, entonces ahí sí haría todo lo posible para saber con quién se comunica a través de las redes sociales”, comenta Angie, de 34 años.

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Los jóvenes son estudiantes de la Facultad de Sociología de la Universidad de Guayaquil y fueron consultados por Metro sobre este tema.

 
Y es que el creciente desarrollo tecnológico, así como el incesante aumento en la penetración de smartphones y servicios de redes sociales y mensajería podría conllevar, según  los expertos, a una problemática denominada “codependencia”. Este trastorno de la conducta si tiene de aliada a la tecnología podría ser muy peligroso. Así lo define la psicóloga Maité Pazmiño.

 

“La codependencia es un apego tóxico a algo o alguien. La persona dependiente siente que necesita al otro, igual que necesita a su corazón, para seguir viviendo. Hablaríamos de una dependencia psicológica en la que está muy implicada la parte emocional”, explica la experta.

El espía digital, un riesgo

Al tener este apego tóxico de aliado a los recursos tecnológicos el codependiente podría caer en la “desesperación”. “Si me escribe y no responde rápido es porque no me quiere; si lo llamé y no contestó es porque no  le intereso o si está “on line” y no me escribe es porque está con otra u otro”, así piensa una persona que está atravesando un trastorno de codependencia, pero “es un error”.
“Las conductas que se derivan de la codependencia, lo único que generan es el fortalecimiento de la dependencia entre ambos y el hecho de rellenar vacíos internos que no han sido satisfechos debidamente en la infancia”, precisa Pazmiño.
Estos problemas, sin duda, dice la psicóloga se deben estar presentando en Ecuador, pues en el país es alto el porcentaje de personas que manejan redes sociales: un 98% de personas que están sobre la franja de edad de los 12 años tiene una cuenta en Facebook, según la Encuesta de Condiciones de vida realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).

 

De los 4’995.474 encuestados 971.016 se encuentran en Guayaquil y un 96,8 por ciento tiene una cuenta en Facebook, mientras que en Quito se practicó el estudio a 760.349, un 97,9% aseguró tener una cuenta en esa red social.

La distancia es la salida

No existe tratamiento médico para la codependencia en la pareja; sin embargo, usted puede superar este trastorno con la distancia.
“Existen espacios que para las personas son sagradas. Ninguna pareja de novios o esposos puede compartir realmente todo. No se puede tener de testigo a la pareja para hacer las cosas”, dice la terapeuta familiar Lupe Maestrey.

Agrega que “tecnologías como Skype o Whatsapp han permitido que el contacto entre unos y otros sea lo más real posible”, pero nunca eso va a reemplazar la comunicación personal y el contacto visual.

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