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¿Qué significa la virginidad para los millenials?

El promedio de edad mundial a la que las personas pierden la virginidad es 17,3 años. El 35% tiene su primera relación sexual antes de los 16 años.

(Kentaroo Tryman/Getty Images/Maskot)

Camila tuvo su primer encuentro sexual a los 15 años con su enamorado de aquel entonces. Estaban solos en casa del chico. El plan era ver películas, sin embargo el propósito del joven era otro, aprovechó para besarla y tocarle algunas partes de su cuerpo que ella considera “íntimas”.

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En ese momento pensó en las clases de sexualidad de su colegio, en su madre diciéndole que podía quedar embarazada, pensó en su prima que después de su primera vez se contagió de una infección venérea y en el cura de la Iglesia dando el sermón del domingo y acusando de pecadores a aquellos que tienen relaciones sexuales antes del matrimonio.

No fue una experiencia tan agradable”, asegura Camila que ahora tiene 17 años.

Según una estadística realizada por una empresa de condones, el promedio mundial de edad a la que las personas pierden la virginidad es de 17,3 años. Camila es parte del 35% que empezó su vida sexual antes de esta edad.

Para la socióloga Lucía Oña la idea de virginidad responde a una concepción moral, pero sobre todo religiosa ya que conjuga la idea de pureza y castidad guardada hasta la institución del matrimonio.

Cristian Rodríguez representa uno de los casos que esperan al matrimonio para empezar a tener relaciones sexuales. Se casó a los 20 años . Llevaba un año de enamorado con su novia del colegio y a penas cumplieron la mayoría de edad decidieron dar el siguiente paso:  ir al altar.

La primera relación sexual de Cristian fue en su noche de bodas, aunque a manera de anécdota cuenta que aquel día el exceso de alcohol casi le impide cumplir con sus ‘deberes matrimoniales’.

Actualmente lleva 25 años de matrimonio, tiene dos hijas y espera que ellas, al igual que él “lleguen vírgenes al matrimonio”.

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Este patrón de conducta responde a una ideología machista según Oña, pues las decisiones en la vida sexual de las mujeres son más juzgadas por la sociedad que en el caso de los hombres.

Después de una semana, Camila no podía dormir. La incertidumbre de qué pasará con su cuerpo, con su futuro y con su familia cuando se enteren que ha perdido la virginidad le quitaba el sueño.

Lo primero que Camila hizo fue acudir a los portales de internet para resolver todas sus dudas. ¿Podría estar embarazada? No, usó condón. ¿Se notaba en su forma de caminar algún cambio? No, es imposible saberlo a simple vista.

Los día pasaron y llegó su menstruación con normalidad. La primera sensación fue alivio, la siguiente soledad, inseguridad y hasta inconformidad con su cuerpo, aseguró Camila.

El psicólogo Enrique Tapia asegura que comenzar la vida sexual depende de la madurez de cada persona, es decir cuando se alcanza la integridad emocional. Camila, a sus 15 años, evidentemente no concluía su etapa de formación y atravesaba la pubertad.

Tapia además afirma que “el tener relaciones sexuales implica estar listo para asumir las consecuencias de embarazos o enfermedades de transmisión”.

Pamela Calderón tuvo su primera relación sexual con un compañero del colegio.  Ella tenía 17 años y él 18. Pamela prefiere no hablar de aquella ‘primera vez’; sin embargo considera que todas las cosas pasaron como debían.

Actualmente Pamela vive con sus padres y su hija que ahora tiene tres años. Antes de tener su primer encuentro sexual Pamela pensaba en casarse, tener hijos, estudiar, conformar un hogar estable y “todo aquello que las novelas muestran como ideal”.

En el Ecuador son 122 mil mujeres entre 12 y 19 años que tienen al menos un hijo. Esta cifra demuestra la cantidad de madres adolescentes en el país. De ellas el 22% estudia y la mayoría trabaja en actividades comerciales, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo.

Sin embargo, Tapia también considera importante el factor de entender a la sexualidad no como algo netamente genital sino como un encuentro entre dos personas que se conocen y que buscan explorarse a un nivel más íntimo.

Camila explica que la relación con el chico se deterioró y terminaron después de pocos días. Ese hecho hizo que la menor pierda la confianza en sí misma. No soportaba más la inseguridad así que decidió contárselo a su mamá.

Para Tapia la confianza entre padres e hijos es fundamental, de esta forma, aquellos temas que se consideran ‘tabú’ son tratados y se evita consecuencias que afecten el estado emocional de los jóvenes.

Oña, como experta en sociología, considera que los jóvenes han perdido el interés en el matrimonio y que por ende la virginidad ha perdido su significado y su valor moral.

 

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