El partido entre Argentina y Brasil tuvo dos puntos: violencia e historia. Por un lado, los hinchas cariocas y albicelestes protagonizaron enfrentamientos en las gradas antes del acabose del invicto de la Verdeamarela.
La trifulca empezó por un factor tonto: dos fanáticos se enfrentaron por el espacio para colocar las banderas. Fue ahí que los insultos y golpes se dieron en una parte del escenario deportivo, donde los jugadores tuvieron que intervenir para que la policía local no comete actos de abuso.
Debido a los percances, los argentinos decidieron regresar a los camerinos y fue ahí donde ni el histórico Ángel Di María se salvó de la ira de sus rivales.
Lanzaron, lo que parece ser bebida, en contra de los campeones del mundo. Fue en ese momento que el Fideo optó por dirigir un escupitajo a uno de los agresores. Los intercambios de palabras primaron, pero los futbolistas fueron retirados a sus camerinos para evitar mayores inconvenientes.
Una hincha argentina fue detenida
Una jueza brasileña decretó prisión preventiva contra una aficionada argentina acusada de proferir insultos racistas durante el partido disputado el martes entre Argentina y Brasil en Río de Janeiro, informó este miércoles el tribunal.
La jueza del Tribunal de Justicia de Río de Janeiro consideró demostrada la injuria racial; y afirmó en su decisión que se trataba de un “crimen grave recurrentemente practicado” a pesar de los avisos lanzados en varios idiomas durante el partido.
Una de las testigos que compareció ante el tribunal aseguró haber escuchado a la hincha argentina referirse a la víctima como “pedazo de mono”.
El crimen de injuria racial está castigado en Brasil con penas de entre dos y cinco años de prisión, además de multa, y no permite eludir la prisión preventiva mediante el pago de fianza.
Junto a la aficionada acusada de racismo, otros 17 argentinos fueron detenidos por haber provocado tumultos durante el partido y por desacato a las fuerzas de seguridad.