La Copa del Mundo 2022 está siendo una experiencia distinta para el espectador en cuanto al tiempo extra haciendo del partido más largo de lo que normalmente sucedía en otros mundiales.
Hasta ahora se ha visto en Qatar a los cuartos árbitros asistentes levantar sus pizarras electrónicas señalando mucho más de los cuatro o cinco minutos habituales. Siete u ocho minutos parece ser el mínimo. En algunas ocasiones ya se han añadido más de 10 minutos.
En primera instancia, el 6-2 de Inglaterra sobre Irán sumó 117 minutos, con 14 minutos añadidos al final de la primera parte y 13 minutos al final de la segunda. Como dato, el penalti de Mehdi Taremi, con 102 minutos y 30 segundos en el reloj, fue el más tardío marcado por cualquier equipo en un Mundial desde 1966.
Adicional a ello se añadieron 14 minutos al empate 1-1 entre la selección de Gales y la de Estados Unidos, 12 minutos a la victoria de Países Bajos por 2-0 sobre Senegal y 10 minutos a la victoria de Ecuador por 2-0 sobre el anfitrión Qatar en el partido inaugural del torneo.
Estos minutos agregados corresponden al tiempo añadido debido a las largas interrupciones por lesiones. Por esta razón, los partidos alargados forman parte de una iniciativa de la FIFA, el organismo rector del deporte, para luchar contra la percepción de pérdida de tiempo y reclamar el tiempo perdido por las celebraciones de los goles, las revisiones del árbitro asistente de video (VAR) y las sustituciones.
Pierluigi Collina, histórico exárbitro y actual presidente de la Comisión de Árbitros de la FIFA, explicó antes del comienzo del torneo que los aficionados deberían esperar partidos de más de 100 minutos: “Esto no es nada nuevo. En Rusia, se hizo bastante normal que el árbitro asistente mostrara la pizarra con siete, ocho, nueve minutos.
Finalmente se refirió a la razón por tan abultados minutos agregados: “Lo que queremos evitar es tener un partido con 42, 43, 44, 45 minutos de juego activo. Esto no es aceptable”.
