Flamengo vs Athletico Paranaense protagonizarán una final imperdible y vibrante para los amantes del balompié. Los elencos brasileños llegan con un gran despliegue de fútbol y quieren alzar el trofeo más importante a nivel de clubes: la Copa Libertadores.
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No obstante, aunque el “sabor” carioca se siente en Guayaquil el apoyo de los ecuatorianos no se siente en la adquisición de entradas. Hasta el último reporte, solo se han vendido 11 mil boletos hasta el 26 de octubre.
Bajo este panorama, se estima que un Monumental luzca semi lleno y desestime el impacto de un partido de esta magnitud. Además, cada hinchada protagonista de la final tiene acceso a 12 mil localidades pero también el interés ha sido escaso.
A esta falta de interés hay que sumar los elevados precios de las localidades que fluctúan entre los USD 142 y USD 245. No obstante, la Conmebol no pierde la esperanza y sostiene que el escenario tendrá 40 mil espectadores de los 60 mil establecidos.
Una idea que pinta para ser un fracaso
La Conmebol apunta por copiar un escenario tal y como sucede en Europa, no obstante el apoyo de cada país no ha sido correspondido. En la reciente final de la Copa Sudamericana, el estadio Mario Alberto Kempes lució con apenas 10 mil asistentes y quitó protagonismo al campeón.
Hay otros elementos que permiten cuestionar la viabilidad de la iniciativa: el poder adquisitivo de los habitantes de este lado del mundo y las extensas distancias que separan a los países. Y una más: el público sudamericano, en general, no siente el concepto de neutralidad.
Con la reciente indiferencia del público ecuatoriano, sumado a lo sucedió en Argentina, lleva a la Conmebol a replantearse si mantener una final única o regresar al pasado formato.
Aunque, también se piensa en manejar distintas sedes que se ajusten a la cercanía de los finalistas. Sin duda, el partido entre los brasileños permitirá tomar decisiones a Conmebol sobre el futuro de sus competiciones.