El montañista ecuatoriano, Santiago Quintero, sigue trabajando en su proyecto de los 14 ocho miles, es decir subir (sin uso de oxígeno complementario) a 14 cumbres del mundo, que tengan más de 8.000 metros de altura.
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Esta vez, Quintero fue por tercera ocasión, hacia la conquista del K2 (8.611 metros), que hubiese sido su novena cumbre dentro de este proyecto deportivo y de vida, pero no lo consiguió por problemas de logística y mal clima.
“Era la expedición de regreso a este proyecto luego de cuatro años de paralización. En el 2009 hice el primer intento, llegué a 8.400 metros sin oxígeno, pero había mucha nieve. En 2016 fui por el segundo intento, pero una avalancha sepultó todo el equipo de alturas y abortamos la expedición. Esta vez fue la tercera sin poder coronar la cumbre, pero sabiendo que se hizo todo lo humanamente posible”, señala Quintero.
Las razones de no llegar a la cumbre.
La llegada a la montaña fue tardía, con retraso, porque la agencia priorizó a los expedicionarios que querían subir a la cumbre usando oxígeno. El proyecto de Santiago es conquistar la cumbre sin oxígeno extra.
Otra razón gira en torno a que hubo muy pocas ‘ventanas’ de buen tiempo. Solo el 22 de julio hubo esa ventana de buen clima y no fue suficiente. Además, el porteador de alturas abandonó a Santiago y se reusó a subir junto a él.
“Eso significaba subir con una gran carga en la espalda, sin ninguna ayuda, en el pico más difícil del mundo y con un clima muy malo. Entre el 27 y 28 de julio decidí descender y no poner en alto riesgo la vida”, señala el alpinista nacional que espera hacer una o dos cumbres más el año próximo, sin incluir todavía un cuarto intento al imponente K2.
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“Hay una comercialización de las montañas a expedicionarios que no son profesionales, pero tienen dinero para subir. Esta vez fue con 9, 10 y hasta 11 tanques de oxígeno, que permitan a estas personas subir desde los 6.000 metros de altura hasta la cumbre. Todo eso retrasa el proceso y quienes queremos subir sin oxígeno y hemos hecho esto toda la vida, nos vemos perjudicados”.
Santiago cuenta que los expedicionarios que suben con los tanques de oxígeno, no necesitan mucha aclimatación ni rotación de altura, como sí es necesario para él. La logística esta vez estuvo enfocada en las personas que suben con ayuda de oxígeno extra. Eso complicó el ascenso de los dos montañistas que subirían sin oxígeno complementario.
“Perdí la cumbre porque el líder llegó 10 días tarde, tomando en cuenta más a las personas que suben con oxígeno extra y pueden pagar esas condiciones. Si es que lograba el pico, mi regreso iba a ser solo, sin visibilidad, en medio de las tormentas, lo que me llevó a abortar de nuevo la misión”.
Quintero señala que se sintió muy fuerte y bien preparado en este nuevo intento de subir al K2, pero el reto claro es subir sin oxígeno y él quiere seguir siendo fiel a su estilo, a sus ideas y a lo que le dice al Ecuador. “Talvez en un futuro, tome la decisión de usar oxígeno, pero aún no. Todavía me siento perfectamente capacitado para subir sin oxígeno a mis 47 años, y decidí regresar para no traicionar lo que yo creo, no traicionar mis ideas, mi estilo”.
El montañista señala que el calentamiento global está deshaciendo las montañas. “Hay ocasiones que se desprenden enormes piedras, rocas y nieve en la montaña. Una piedra te llega a golpear a esa velocidad, y te mata de inmediato. Seguiremos intentando”, dice con firmeza Santiago que volvió a los entrenamientos desde el primer día de este mes.