Los cambios de estación traen consigo variaciones en la temperatura, humedad y condiciones ambientales que pueden afectar la salud. Durante el invierno, aumentan los casos de gripe y resfriados, mientras que en verano las enfermedades gastrointestinales y las afecciones en la piel se vuelven más comunes. La clave para mantenerse saludable radica en la prevención y en adoptar hábitos que fortalezcan el sistema inmunológico.
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Enfermedades más comunes según la estación
En épocas frías, las infecciones respiratorias como la gripe, el resfriado común, la bronquitis y la neumonía son más frecuentes. Esto se debe a la permanencia en espacios cerrados con poca ventilación y a la disminución de la exposición al sol, lo que puede afectar la producción de vitamina D, esencial para la respuesta inmune.
Por otro lado, en temporadas cálidas, las intoxicaciones alimentarias, la deshidratación y las enfermedades de la piel como la dermatitis y las infecciones fúngicas se presentan con mayor incidencia. El calor favorece la proliferación de bacterias en los alimentos y el contacto prolongado con el agua y la humedad puede desencadenar infecciones en la piel.
Estrategias de prevención para cada estación
Para reducir el riesgo de enfermedades durante el invierno, es importante mantener una alimentación rica en vitaminas y minerales, especialmente vitamina C y zinc, que refuerzan el sistema inmunológico. Además, ventilar los espacios cerrados, abrigarse adecuadamente y evitar el contacto cercano con personas enfermas ayuda a prevenir el contagio de virus respiratorios.
En verano, la hidratación es fundamental. Se recomienda beber suficiente agua y consumir frutas y verduras frescas. También es esencial evitar la exposición prolongada al sol sin protección, usar ropa ligera y aplicar protector solar para prevenir quemaduras y afecciones cutáneas. A nivel alimenticio, conservar bien los productos perecibles y evitar el consumo de alimentos en mal estado reduce el riesgo de intoxicaciones.
Un enfoque preventivo para la salud
Más allá de la estación, mantener hábitos saludables durante todo el año es la mejor estrategia para evitar enfermedades. La actividad física regular, el descanso adecuado y una dieta equilibrada fortalecen el organismo y lo preparan para enfrentar los cambios de clima sin comprometer la salud.
Estar atentos a los síntomas y acudir al médico ante cualquier malestar persistente es clave para evitar complicaciones. Con prevención y cuidado, es posible disfrutar de cada estación sin que la salud se vea afectada.
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