Desde el nacimiento, el ser humano empieza su aprendizaje del mundo: escucha, toca, huele, observa y saborea poco a poco, desarrollando su cerebro y habilidades cognitivas, las cuales dependen de los estímulos familiares y externos que les proporcionemos.
Es por eso que la estimulación temprana para bebés es considerado un aspecto clave en el desarrollo. Es una forma de activar en los recién nacidos una serie de funciones cerebrales que contribuyen a potenciar sus habilidades psicomotoras de acuerdo a su edad.
Desde los 45 días de vida, el niño, junto a sus padres o cuidadores, ya puede comenzar a trabajar en ejercicios de estimulación temprana.
Entre sus beneficios, destacan: ayuda a aumentar la capacidad de concentración, memoria y creatividad en los pequeños; benefician sus habilidades psicomotoras; favorece la curiosidad del bebé; facilita la adquisición del lenguaje, gracias a ejercicios de articulación, comprensión y expresión oral; y refuerza sus habilidades sociales y relacionales, desarrollando empatía, la convivencia, su autoestima y autonomía.
Además, en algunos casos, permite detectar de forma temprana la presencia de algún trastorno de aprendizaje, el cual puede ser evaluado por un especialista.
Estimulación temprana por meses de edad, ¿qué hacer?
POR EDAD
0 a 1 mes: Realiza masajes lentos en sus pies y manos, y observa cómo reacciona.
1 a 3 meses: Boca arriba, coge sus piernas e imita el movimiento de la bicicleta. Trabaja su musculatura para que poco a poco vaya ganando fuerza.
3 a 6 meses: Podrías empezar con algunas onomatopeyas como “pa”, “ma”, “ba” o “ta”. También puedes señalar a su padre o madre y exclamar ¡papá! o ¡mamá!; para la estimulación táctil, prueba a hacer figuras con plastilina.