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Héctor Cueva: “Olimpiadas Especiales ha cambiado la vida de nuestros deportistas y del país”

Entrevista CEO a CEO Héctor Cueva, Presidente de Olimpiadas Especiales, y Hernán Cueva, CEO de Metro Ecuador.

Olimpiadas Especiales Ecuador lleva 42 años incentivando el deporte y la visibilización de las personas con discapacidad en el país.

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Su aporte va más allá de formar deportistas con disciplina y amor por el Ecuador, sino que busca cambiar la vida de las personas que de una u otra forma son parte del proyecto.

Así lo indica Héctor Cueva, presidente de este organismo, nos cuenta sobre los inicios de este proyecto y cómo ha ido creciendo con el pasar de los años y el apoyo de los ecuatorianos.

¿Cómo inicia Olimpiadas Especiales en Ecuador?

— Nace hace 42 años, un 7 de noviembre de 1979 en la Concentración Deportiva de Pichincha.

En ese tiempo conocí a Sergio Sevilla, presidente de la Concentración, y a Oswaldo Salazar, quienes estaban reunidos planificando un proyecto. Les pregunté de qué trataba y me contaron de Olimpiadas Especiales, dirigido a incentivar el deporte para personas con discapacidad.

Automáticamente pregunté si podía ser parte de esa iniciativa y me aceptaron. De eso ya son 42 años.

Ahora, creo que la parte más importante que se ha realizado durante el último año es forjar una estructura muy sólida en las 21 provincias, donde trabajamos con voluntarios que buscamos el bienestar del Ecuador.

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¿Cuál es su forma de trabajo?

— A nivel mundial, somos parte de ‘Special Olympics’ que agrupa a 170 países, siguiendo la filosofía de John F. Kennedy: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país”.

Esa es la razón por la que hemos sido un gran soporte para el Ecuador durante todos estos años. El trabajo de Olimpiadas Especiales debería hacerlo el Estado, pero nosotros no reclamamos, al contrario, aportamos.

Deberíamos tener un presupuesto por parte del Estado, pero no reclamamos porque nuestra filosofía es hacer nuestro trabajo en beneficio del país.

¿Qué ha cambiado desde que inició Olimpiadas Especiales?

— Hace 42 años, en este país no existían las personas con discapacidad porque, prácticamente y sin generalizar, mucha gente les escondía.

Esa realidad nos motivó mucho más a sacar adelante este proyecto. Desde el inicio, Olimpiadas Especiales me ha apasionado y no tiene que agradecerme nada, yo soy el que debo agradecer porque me ha dado la oportunidad de conocer a seres únicos, diferentes a nosotros: ellos son más solidarios, mejores hijos, mejores hermanos, mejores vecinos, son campeones de la vida.

Belén Ortiz festeja su bronce con Héctor Cueva, presidente de OE Ecuador.

¿Quiénes han colaborado en este sueño?

— Cuando empezamos, teníamos apenas 100 deportistas en formación. Con ellos, organizamos los primeros Juegos Nacionales en el coliseo Julio César Hidalgo (Quito), evento que fue inaugurado con Patricio Romero Barberis, prefecto, y Jaime Muñoz, director del Dinader.

A esto se sumó el apoyo incondicional, hasta hoy, de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y el ECU 911.

Hoy tenemos cerca de 20 mil deportistas registrados en todo el país, donde también se sienten parte su familia y vecinos, todos se sienten parte de Olimpiadas Especiales.

Es por eso que creemos que nuestra labor es muy importante. El desarrollo del deporte es algo fundamental, más aún en las personas con discapacidad. Olimpiadas Especiales ha cambiado la vida de nuestros deportistas y del país, porque fuimos la primera organización en buscar que salga a la luz todo lo que son y representan las personas con discapacidad.

En este objetivo, los medios de comunicación han sido muy leales y nos han ayudado a cambiar la actitud del país frente a la discapacidad.

¿Olimpiadas Especiales ha sido el ejemplo para otras fundaciones?

— Nosotros aprendemos de todos. Todas las instituciones que trabajan con personas con discapacidad le damos un gran soporte al país. No pedimos presupuesto porque la empresa privada es muy generosa con nosotros.

Lamentablemente, estos dos últimos años han sido difíciles por la pandemia pero lo que hacemos como instituciones debemos hacerlo todos: como ecuatorianos debemos quererle al país.

He tenido la suerte de visitar varias provincias del país y constatar como Olimpiadas Especiales ha sido una parte muy importante en el desarrollo de las personas con discapacidad en este país. Hemos organizado juegos nacionales, hemos estado en campeonatos latinoamericanos y mundiales. Es un movimiento que constantemente está cambiando la vida de la gente.

Estoy agradecido con Olimpiadas Especiales y con el Ecuador porque nos abrió las puertas. No hay otro programa como este en Latinoamérica, porque todo lo que hemos hecho ha sido en bien del país. La gente ha sido muy honesta, leal y gentil con nosotros, lo cual nos compromete a continuar.

Háblanos sobre el otro proyecto que impulsas, el de construir escuelas, ¿por qué empezó?

— Hace 12 años nos dimos cuenta que la educación especial en Ecuador y Latinoamérica es triste. Incluso hemos escuchado algunas veces que se da prioridad al estudiante regular frente al estudiante con discapacidad.

La infraestructura que tiene la educación especial en el país es pobre. Cuando viajábamos por la parte deportiva, llegábamos a escuelas donde los estudiantes no tenían ni servicios higiénicos.

Entonces, con el afán de ayudar a las escuelas, creamos el proyecto “Pintando un Futuro Mejor”. Hacíamos tarjetas de navidad, agendas, vendíamos caramelos y nos fue muy bien porque la empresa privada nos apoyó muchísimo.

Con ese fondo recaudado, hemos construido y reconstruido 16 escuelas en todo el país, las cuales no tenían la infraestructura pedagógica ni de servicios. Eso es un aporte muy grande, ya que cada institución tiene una inversión promedio de 200 a 220 mil dólares.

Son 2.300 estudiantes que acuden gratuitamente a clases, gracias a una alianza con el Ministerio de Educación: nosotros entregamos esta infraestructura al país para que se ofrezca educación fiscal y el Estado aporta con el área administrativa y planta docente. Incluso, están tratando de replicar la idea en varios países de Latinoamérica.

Cada año, revisamos todo lo que se ha logrado.

Alex Vaca es felicitado por Héctor Cueva, primera medalla para Ecuador.

Con mencionarte un ejemplo, el pasado 9 de noviembre inauguramos en Riobamba la Unidad Educativa Especializada Carlos Garbay, a pesar de las circunstancias económicas actuales.

Pero cómo no hacerlo si la escuela, con 350 niños con discapacidad intelectual, no contaba con aulas especiales para la parálisis cerebral y no tenían baños.

Entonces, les construimos unas baterías sanitarias “cinco estrellas”. No creíamos haberlo logrado, pero se logró con el apoyo del Ingeniero Luis Viscaíno que aportó con materiales, el diseño y su dirección. Ahora tienen una escuela y mobiliario nuevos, es otra la actitud.

Además, quisiera reconocer a los seres más brillantes en todo esto, los profesores de educación especial. Con su vocación única, el trabajo que realizan no se puede cuantificar. Son profesores que brindan todo su cariño y atención a niños que, en ocasiones, necesitan un apoyo adicional.

¿Qué experiencias se viven con los deportistas?

— Te decía que ellos son seres humanos diferentes. ¡No te imaginas lo que significa para ellos defender los colores del país!

Cuando acudimos a eventos internacionales, después de las competencias, todos los días nos reunimos con la bandera del Ecuador adelante y empezamos a analizar qué pasó en las distintas disciplinas, si clasificamos o no, pero en conjunto.

Acabamos la reunión con abrazos o lágrimas, pero con el cariño y amor al país que siempre está presente.

Además, quiero destacar que para representar al país siempre van muy bien uniformados, lo cual es parte de la disciplina. La persona con o sin discapacidad, con disciplina, lo tiene todo.

Por ejemplo, en julio de 2018 en Chicago, en el Campeonato Mundial de Fútbol Unificado, nueve deportistas de Olimpiadas Especiales con discapacidad intelectual y siete deportistas del Independiente del Valle sin discapacidad, fuimos a este torneo donde participaban 16 equipos y quedamos campeones, porque había disciplina y eran muy buenos.

El campeonato fue transmitido a todo el mundo y esa sensación de ganar las medallas es gratificante. Son solidarios, independientes y hay muchas anécdotas.

¿Qué es lo más gratificante de este proceso?

— Cuando llegan a Olimpiadas Especiales vienen con la idea de que no van a poder. Cuando empezamos con ciclismo, les decían que se van a caer; cuando iniciamos natación, que se van a ahogar; con atletismo, lo mismo… Todo era no.

Poco a poco van generando confianza en sus capacidades y van haciéndose independientes. En un paseo a la playa que hicimos sin sus padres ellos gritaban: “somos independientes, somos libres”, porque sí pueden, pero a veces no reciben la suficiente confianza para actuar.

¿Qué tienen previsto para este año?

— Hemos hablado con el Ministro del Deporte y le hemos dicho que hoy sí necesitamos el apoyo del Estado para la realización de los Juegos Nacionales, previstos para junio en Ambato.

La empresa privada nos ha apoyado siempre pero hoy está muy golpeada por la pandemia. Por eso recurrimos a su aporte y está en análisis.

Lamentablemente, recibimos la negativa para el apoyo a nuestros deportistas. Creemos que es injusto y esperamos que se revea esta decisión por parte del ministerio.

¿Cómo ha logrado Olimpiadas Especiales cumplir con su propósito?

— La pandemia nos ha escondido, nos ha recluido, pero la mente sigue igual. Los objetivos se logran si tienes un equipo de trabajo que se base en este lema: “cuando piensas solo, es un sueño; cuando piensas en equipo, ese sueño se cumple”.

Con esa premisa, llevamos a cabo muchos sueños. Esto puede llevar a pensar que tenemos mucho dinero para la labor de Olimpiadas Especiales, pero el éxito se basa en la gestión, en ir buscando proyectos y unir fuerzas.

El país tiene muchas instituciones a las cuales se puede acudir por recursos. Hace dos meses, llegamos a Esmeraldas para llevar a cabo los Juegos Provinciales con 120 muchachos. En el centro de alto rendimiento, la piscina estaba inhabilitada. La gestión que hicimos fue hablar con los policías de Esmeraldas y ellos nos apoyaron, en media hora llegaron los bomberos y nos ayudaron a limpiar la piscina, cambiaron el agua y pudimos hacer la competencia de natación. Eso es una muestra de lo que se puede lograr.

¿Qué legado nos deja?

— Continuar y no dejar de pensar en grande, porque cuando uno no confía en su equipo deja de funcionar. Los resultados se dan con mucho optimismo, mucha fe y confianza en la gente.

Olimpiadas Especiales funciona porque hay cariño y pasión por lo que hacemos. El 60% de mi vida he pasado en este organismo y me preocupa más que todo lo que tengo en mi escritorio.

Uno no tiene que esperar que le pidan para hacer, uno tiene que ejecutar. El deporte es un cambio de vida y es verdad que van surgiendo cosas en el camino, pero la vida está para irlas sorteando.

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