El estilo de vida actual, con menor actividad física por el teletrabajo y la teleeducación, ha favorecido al sobrepeso en la población.
Las restricciones por la pandemia han provocado que la ingesta de calorías diarias sea superior a la quema de las mismas. Más allá de lo estético, la obesidad es una enfermedad que puede ocasionar condiciones de morbilidad y requiere del cambio de hábitos que, aunque parezcan pequeños, pueden hacer la diferencia y salvar vidas.
“Las personas con sobrepeso pueden realizarse un auto diagnóstico simple; el exceso de grasa corporal es el indicador más notorio. Además, la presencia de molestias en las articulaciones y dolores de espalda; así como otras alertas: apetito desenfrenado, fatiga, dificultades al respirar, ronquidos al momento del descanso e incluso llegar a sufrir apnea, lo cual es un trastorno del sueño en el cual la respiración se detiene y recomienza repetidas veces”, explica Laura Mora – Nutricionista de Farmacias Económicas.
Las investigaciones han demostrado que a medida que aumentan los niveles de obesidad, también incrementan los riesgos de sufrir varias enfermedades. Sin embargo, es posible controlar los índices de masa corporal que determinan los grados de obesidad mediante hábitos y ciertas medidas preventivas que, a continuación, comparte la especialista de Farmacias Económicas:
- Incluir actividad física en el día a día: No se trata de convertirse en un atleta de la noche a la mañana, pero empezar por cambiar actividades en la rutina diaria que impliquen estar activos puede ser un primer paso. Por ejemplo, se puede realizar caminatas diarias, si es posible, para trasladarse al trabajo, clases y/o supermercado; en caso de tener vehículo propio, se podría dejarlo estacionado unas cuadras antes, y si es usuario del transporte público, la opción es anticipar la parada para aumentar el trayecto. Además, reemplazar el uso de ascensor o gradas eléctricas por escaleras estáticas.
- Modificar hábitos alimenticios: Mantener una alimentación saludable es importante para evitar niveles altos de colesterol, triglicéridos y glucosa. Para ello se recomienda disminuir el consumo de productos altos en azúcar como mermeladas, galletas, pastelería y bollería convencionales. Además, es importante reducir el consumo de carnes grasas, embutidos, vísceras, y pescados en conserva o ahumados. También se recomienda controlar las cantidades de consumo de sal y alcohol.
- Fomentar el ejercicio físico: Las personas con obesidad deben incorporar ejercicios, tanto de tipo aeróbico como de trabajo de fuerza. Lo más recomendable es realizar actividades como: caminar, correr, andar en bicicleta, nadar o incluso utilizar máquinas aeróbicas como escaladoras o elípticas. Al inicio se recomienda una práctica de ejercicio moderado de rutinas de 30 minutos, repartidas en 5 días a la semana. Puede ir incrementando el tiempo de sus rutinas hasta llegar a los 60 minutos diarios.
- Planificar la lista de compras bajo parámetros saludables: Una técnica para llevar a una alimentación saludable es armar con antelación los menús de comida para cada semana, considerando alimentos para preparar un desayuno completo y tener un régimen equilibrado de cinco comidas al día. Para cumplir con esto, es importante incluir frutas y verduras crudas o cocidas (al menos 5 unidades al día); seleccionar cortes magros de carnes y pescados que deberán ser preparados al horno, plancha o vapor. Además, incorporar botellones de agua dentro de la lista, ya que el cuerpo necesita de 1,5 a 2 litros diarios de agua. Además, sería importante consumir lácteos desnatados, frutos secos e incluir cereales integrales como: arroz integral y panes elaborados con trigo integral.
- Porciones y suplementos nutricionales personalizados: Son diferentes las etapas y procesos del cuerpo humano, por lo cual es fundamental mantener una alimentación con nutrientes y suplementos de acuerdo a la edad. Por ejemplo, las necesidades nutricionales en la infancia son superiores a un adulto, por tanto, se deben respetar las cantidades adecuadas de cada etapa.